Si continúo hacia delante no sabré en
qué punto estoy, si miro hacia abajo veo qué caída hay... Todo
esto es absurdo porque sé perfectamente donde estoy e intuyo muy
claramente la caída, pero no puedo detenerme en eso porque sino ya
no seguiré adelante.
Lo siento papá pero no voy a desearte
un feliz cumpleaños. No sé en qué puñetas estabas pensando cuando
me dejaste aquí sola con una carrera que odio por tu culpa y aún
por terminar y que no vas a ver como la termino si es que lo hago...
Ahora ni me gusta la carrera ni quiero terminarla, debiste pensar eso
antes de morirte.
No sé de qué vas no estando en tu
cumpleaños cuando todos sabemos que es hoy.
No tenías ningún derecho a dejarme
sin padre para la boda con la que sueño desde que yo era un zigoto y
que ya no tiene sentido porque no quiero una boda con ausencia. No
tenías ningún derecho a no conocer al padre de mis hijos y yo no te
consentí en ningún momento que no conocieras a tus nietos, pero aun
así, tú a lo tuyo, sin conocerlos.
Estoy muy enfadada contigo y te
perdonaré cuando vuelvas, es decir, nunca.
Nunca te perdonaré lo aislada que me
siento con respecto al resto de personas desde que no estás. Me pasé
un año después de tu muerte sin poder ir al cine incluso. Luego se
lo pedí a un chico porque no quería estar sola ni enfrentarme al
miedo que me daba estar encerrada en un cine sola y no me acompañó...
Por tu culpa volví a hacer el ridículo de tan triste y necesitada
creyéndome que había amor donde había una gran bola del oeste
cruzando rodando la calle.
Espero que estés contento porque desde
que no estás, no hay Navidad en casa, ni árbol, ni Belén con
“cireretes de pastor” recogidas por nosotros tres, las últimas
que he visto y tenido en la mano fueron las que puse en tu ataúd
antes de tu incineración. Espero que estés contento, yo saltaría
de alegría, pero no me sale del moño. Tampoco hay sopa rellena, ni
la cocina patas arriba en Nochebuena... No hay reyes magos, no hay
regalos, no hay fiestas. La Navidad murió contigo, bien por ti.
No ha vuelto a haber ningún cumpleaños
en casa desde que no estás, espero que estés orgulloso.
No sé en qué pensabas cuando
consentiste morirte y que con 23 años y cerca de la Navidad yo
tuviera que montar un velatorio y un funeral. No tenía ni putas
ganas de elegir qué ropa tenían que ponerte para el velatorio
¿sabes? Pero tú sabías que eso tendría que ser cosa mía, lo
sabías y te dio igual... Te fuiste igual.
Me pasé una semana durmiendo con la
bata que te compramos para estar en el hospital ¿crees que tenía
edad para dormir con la jodida bata de mi padre? Nunca en mi vida he
necesitado dormir con nada, nunca me gustaron las muñecas y jamás
dormí con un peluche y con 23 años ahí estaba yo, llorando en la
cama hasta que me durmiera abrazando una bata de hombre que olía a
una persona que se había muerto. Reteniendo un olor ya muerto, ¿qué
derecho tenías a hacerme eso? Esa semana un día llegué a casa y
mamá la había lavado... No me consultó ¿qué más da? Yo siempre
he sido la fuerte.
Dejaste la bufanda
color burdeos que te pedí por terminar de confeccionar, quería
aprender a hacer macramé para terminarla yo pero sólo quería
morirme y no aprendí a hacer macramé. Un día llegué a casa y
habían tirado la bufanda a medio hacer... Nadie sabe como lloré por
eso. No sé de qué vas muriéndote sin terminar de hacer mi bufanda,
ya nunca he tenido una bufanda burdeos hecha por ti.
Yo no tenía ningunas ganas de rehacer
mi vida como lo he tenido que hacer. Me apetecía tanto como graparme
los dedos a la mesa soportar la psicoterapia que he soportado. Jamás
tendrías que haber muerto para que yo rehiciera mi vida. Por tu
culpa, me di cuenta de demasiadas cosas sobre mí. Por tu culpa me di
cuenta de todos los problemas que tenía, como mi adicción a las
relaciones destructivas y de mi dependencia patológica. ¿Te parece
normal dejarme pensando en estas cosas? ¿Sabes lo que es para mí
verme a mi edad sabiendo todo lo que ahora sé y lo incomprendida que
me siento? ¿Tienes alguna idea de lo que es dejar de ser joven con
24 años, que ya no pudiera durante más tiempo; salir, beber, fumar
y ligar como la gente joven para evadirme o divertirme porque eso no
me aporta nada? Por tu culpa dejé de fumar, de salir, de reírme
como antes ya ni eso me servía para estar mejor y me sentía
culpable por todo... Por tu culpa no me iba mucho más lejos de dos
manzanas más allá de mi casa porque me sentía culpable de vivir
mientras tú estabas muerto e incinerado. ¿Cómo se te ocurre no
decirme si querías que te incineráramos? ¿Sabes que también tuve
que decidir eso? ¿Qué mierda sabes tú? No sabes nada de lo que he
pasado porque estás muerto.
Tardé un año y medio en poder irme de
viaje sin sentirme mal por ello. Aun así llegué a Londres y lloré
¿quién te has creído para hacerme llorar llegando a Londres?
¿Sabes la putada que me has hecho?
¿Eres consciente de que no quiero celebrar mi graduación por tu
culpa, porque tú no vas a estar ni vamos a ir juntos a comprarme mis
primeros Manolos? ¿Tú sabes cuánto hacía que me habías prometido
ir conmigo a Madrid para comprarme esos zapatos para mi graduación?
No te perdono eso, no te perdono no celebrar mi graduación ni que ya
nunca nos vayamos a Ca'n torrat a comer un señor entrecote para
celebrarlo y ponernos hasta arriba de pan con all i oli, es algo que
no te voy a perdonar en la vida.
Y mi boda... Siempre bailabas conmigo
en todas las bodas y en la mía no. ¿De qué vas? Casilda lo dice y
yo lo suscribo: “sí a las novias que bailan con el padre antes que
con el novio”. Ya lo sabes, Vogue no te perdona y yo tampoco...
Por tu culpa como y ceno casi todos los
días delante del ordenador como una adolescente que acaba de
descubrir el messenger, lo prefiero a pensar que estoy comiendo sola
porque te has muerto y ya no hay comida en familia cada día. El día
de mi primer cumpleaños sin ti mamá se cogió su plato y se fue a
comer delante del televisor en vez de, al menos, comer conmigo en la
cocina... Yo la vi desaparecer plato en mano por el pasillo, no podía
creerlo pero así fue. Espero que estés contento de haberme dejado
huérfana y con semejantes cumpleaños, no me los merezco porque yo
nunca habría dejado que eso pasara con los tuyos...
Si estuvieras aquí hoy iríamos a
algún restaurante o estarías en el pueblo con mamá, los dos
jubilados y de viaje... Mañana volveré a comer delante del
ordenador, lo peor es que ahora veo Juego de Tronos y sé que te
gustaría y eso me cabrea más.
Estoy muy cabreada contigo y lo pienso
seguir estando porque mientras estoy enfadada no me hundo y tal vez
así hasta apruebo y puedo o bien, montar un kiosko o bien, irme del
país a vivir mi vida porque aquí me estoy asfixiando, no soy feliz
y no estoy viviendo y todo es culpa tuya, absolutamente todo.