Siguiendo con lo escrito ayer, he
transcrito dos fragmentos de “la fiera de mi niña” (Cary Grant y Katharine Hepburn) para
argumentar mediante los mismos por qué esgrimo que manipulamos
sutilmente, que interpretamos a nuestro favor lo que el otro nos
comunica y cómo victimizamos con el fin -otra vez- de manipular.
-(Cuando pluralizo al escribir lo hago como recurso literario, no
estoy acusando a nadie ni diciendo que todo el mundo sea igual, es una forma de expresarme).
Aclarado esto último, tal y como
escribí en el post de ayer esta película data de 1938 pero he
observado formas de comunicación y relación en pareja que creo, siguen
latentes hoy día.
He dividido el diálogo en dos partes:
por un lado la realidad; que si bien es un diálogo cinematógrafico
hay muchas frases hechas que utiliza Susan con las que me he
identificado hasta un pasado no muy lejano. He puesto en “negrita”
las frases de Susan que me parecen propias de victimizar y manipular,
dos conductas arquetípicas en “la mujer que ama demasiado”.
Las frases subrayadas son lo que me
parece el mensaje claro y conciso que David le quiere transmitir a
Susan y que ésta no quiere escuchar, ni aceptar, ni respetar. A su
vez, la reacción de Susan, me parece absolutamente extrapolable a
nuestros días.
La parte de realidad me parece una
“coreografía” que se sucede durante todo el diálogo (comparable
a lo que ocurre con las relaciones destructivas). La coreografía de
Susan consiste en buscar una respuesta emocional de David “soy tu
esclava” le dice a título de broma, al no tenerla, busca una
respuesta sexual. "No estaría bien volver a casa y echarnos a
dormir" (cada uno en su casa o cada uno en su cama). Siempre es más
fácil obtener una respuesta sexual en un hombre que la emocional,
utilizar el sexo para que el otro haga lo que yo quiero es manipular.
Y en última instancia, fracasado el ofrecimiento emocional y sexual,
victimiza con la incendiaria y provocativa frase de “con todo lo
que he hecho por ti”. Entonces volvemos al principio, como en un
baile repetimos los pasos. Buscamos la respuesta emocional dando pena
al otro “sé cuando estoy de más, no te preocupes por mí”, “no
me quieres” … “ya veo que todo lo que hago no sirve de nada”...
Finalmente, consigue Susan manipularlo,
consigue que él “quiera” que ella se vaya con él. Él se pasa
toda la película rechazándola, diciéndole que ama a otra mujer y
que se va a casar con ella. Pero Susan es muy tenaz, lo ama y hará
lo que sea para conseguirlo.
(Recuerdo que para la mujer que ama demasiado, luchar por el hombre
que ama, -para conseguirlo- ,es tan natural como respirar. Lo hace de
forma inconsciente, luchar por conseguirlo no es una opción o un
capricho, es una necesidad vital para luchar contra su mayor temor:
estar sola).
REALIDAD:
-Diga mi señor soy vuestra esclava
Susan.
-Susan cállate, oye así no iremos
a ninguna parte. Debes de estar muy cansada sugiero que volvamos
a casa.
-¡Oh! No podemos hacer eso ahora, hay
una inocente fiera suelta por ahí, no estaría bien que
volviéramos a casa y nos echáramos a dormir, no sería justo.
-No me has entendido bien, quiero
que tú vuelvas a casa.
-¿Qué vuelva yo?¿De veras quieres
que yo vuelva a casa? ¿Significa eso que no quieres que te ayude?
-No.
-Con lo que nos hemos divertido...
-Sí.
-¿Lo deseas después de todo lo que
yo he hecho por ti?
-Sí, eso deseo.
-Está bien, sé perfectamente
cuando estoy de más y no te preocupes por mí, sé cuidar de mí
misma.
(Caída estrepitosa, llanto
melodramático)
-¡Dios mío! Susan, ¿te has hecho
daño?¡Oh! Pobrecita...
-No, no me he hecho daño, no se trata
de eso...Pero estoy muy triste David.-Sollozos-. Porque ya no me
quieres.
-Sí, sí te quiero.
-Has intentado librarte de mí. No
me quieres estoy segura.
-Tienes la cara manchada, no
llores...
-Sólo eres cariñoso conmigo por
todo lo que he hecho por ti y eso no lo aguanto.
-Deja de llorar Susan te lo ruego.
-Todo lo que hago es con la mejor
intención pero ya veo que no sirve de nada.
-Sirve, ya lo creo que sirve...
-David, déjame ir contigo.
-Bien, de acuerdo Susan ven conmigo.
-¿Estás seguro que lo deseas? ¿Lo
dices de veras?
-Sí.
-No te preocupes de mi persona y
además si puedo hacer algo por ayudarte me lo dices y lo haré
encantada.
-Pero no
hagas nada hasta que yo te lo diga ¿eh?
-David ¿por qué subiste aquí al
llegar yo?
-Porque te tengo miedo, por eso.
-No me tengas miedo, todo se
arreglará.
-Cada vez que dices eso ocurre algo
malo.
Por otro lado, a la otra parte de
diálogo la he titulado: la expectativa. La expectativa está tan
interiorizada en la mujer que “ama demasiado” como su sistema
sanguíneo. Ella no es consciente, en la mayoría de los casos, de
que casi todo lo que hay de positivo en su relación
destructiva de pareja es pura y simple expectativa,
idealización y proyección en el otro de sus deseos más
profundos e insatisfechos.
Esta parte del diálogo muestra el Gran
Premio Final que espera obtener ella con su completa dedicación.
“Si lo entrego todo sin medida, el otro me amará para siempre”.
Ella se cree que con todo lo que hace, dice y entrega, el otro
despertará enamorado para siempre. No sólo lo cree, el sentimiento
más profundo e inaceptable para “la mujer que ama
demasiado” y no se ha “curado” de esta patología es que él
se lo debe. Empaticemos un poco. Susan, le ha buscado, le ha
perseguido, amado, cuidado, lo ha dado todo, lo ama con locura,
pasión y devoción y a cambio sólo le pide que la quiera. Sólo le
pide eso y siente que él se lo debe por todo lo que ella ha hecho.
También lo necesita -(aunque ella no
sea consciente o no lo diga en voz alta) -porque darlo TODO vacía el
corazón de manera muy dolorosa. Si alguna se siente identificada
conmigo, ya sabe cuánto duele...
EXPECTATIVA:
[…]
-Todo el mundo se pondrá muy
contento.
-¿Y tú no lo estás? Demasiado tarde
¿no? Lo he estropeado todo...
-Oh, no.
-Sí lo sé y no trato de disculparme.
David quisiera que entendieras lo que ha ocurrido; todo lo que he
hecho ha sido para tenerte más cerca de mí, te aseguro que no
había otra razón. Créeme, lo siento.
-Debería darte las gracias.
-¿Las gracias? ¿por qué?
-Sí. Bueno, acabo
de descubrir que hoy ha sido el día más feliz de mi vida.
-¿Lo dices en serio?
-Nunca lo he pasado mejor.
-(Risa entusiasta) Pero si has estado
conmigo David.
-Precisamente por eso.
-¿De veras lo has pasado muy bien?
-Con toda seguridad.
-¡Esto es maravilloso! ¿Y sabes lo
que significa? Significa que me amas un poquito.
-No, te amo mucho.
-¿De veras?
-Sí claro que te amo sí.
-¡Oh! Eso es maravilloso porque yo
también te amo.
-Deja de balancearte.
-No me balanceo. Susan para ¡te vas a
caer! Mi brontosaurus, llevo 4 años trabajando en él. Cuidado,
mucho cuidado no te sueltes,
enseguida te subo.
-¡Oh David! Mira lo que he hecho,
-brontosaurus arruinado en el suelo-¿podrás perdonarme? ¿Todavía
me amas?
-¡Oh Susan!
(Abrazo final).
Esta última parte, la expectativa,
es una entelequia. -1En la filosofía de Aristóteles, fin u objetivo
de una actividad que la completa y la perfecciona. 2.Cosa irreal-.
Cualquiera de estas dos acepciones me sirve. Nada de la parte del
diálogo llamada “la expectativa” va a suceder. Las relaciones
destructivas entre mujeres que aman demasiado y el perfil de
hombres con los que forma pareja está absolutamente abocada al
fracaso. PERO SE PUEDE SALIR ADELANTE.
Me queda pendiente, no lo
he olvidado ¿Por qué repetimos perfiles de hombres? ¿somos
conscientes de ello? ¿por qué la mayoría de relaciones que tenemos
acaban igual o de forma muy similar?
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