Cuando naces mujer te educan para amar,
entregarte y cuidar a los demás. De eso se encargan queridos padre y
madre, el cole, tu abuela, la tele, las canciones de la radio, tus
juegos de niña y un largo etcétera que todas podemos elaborar si
nos paramos a reflexionar sobre ello unos instantes. Todo para el
bebé que nace mujer se encauza en una sola dirección, dar amor a
otros. Ésto que a priori parece muy bonito, no lo es tanto cuando
nos descuida a nosotras mismas. Me explico y como soy de muchas
palabras -(y algunas ya lo sabéis)- me remonto a la infancia.
Al ser una niña te dedicas a
vivir para tu muñeca “ahora biberón, ahora paseo, ahora
cepillarle el pelo, ahora baño” y no piensas en ti durante todas
esas horas en que te dedicas a jugar. Realmente, con 5 años una no
acude a su “sillita de pensar” a reflexionar sobre su cortita
vida o sobre qué cosas le gustan y cuales no soporta-(ni siquiera yo
con 5 años, jajaja. A mí me gustaba jugar a las cocinitas, tomar el
té con juegos de té en miniatura de porcelana mientras jugaba a que mis muñecas y yo nos
reuníamos en mi club de lectura infantil)-. Sólo describo como
crecemos la mayoría de mujeres: cuidando a “otro” (muñeca).
Algunas crecemos viendo películas y
cuentos y leyendo historias de aventuras y por supuesto, de amor.
Empezamos a “consumir” historias de
amor en nuestra última infancia y primera adolescencia, en las
revistas pre-adolescentes, en historias de nuestras amigas, de primas
más mayores y todo es tan bonito. Parece la cosa más maravillosa
del mundo, lo lees, te lo cuentan y es como el mejor anuncio
publicitario del mundo, nos volvemos locas por ese producto. Y en
mitad de nuestra adolescencia lo compramos, muchas veces a cualquier
precio.
Como pasa en los anuncios-(incluso los
anuncios que más nos atraen)-, nadie nos habla ni nos informa de los
contras de ese amor ideal o idealizado. Perdonad
que vuelva a Disney porque de veras que me encanta pero, ¿alguna
princesa tuvo jamás problemas con su pareja una vez introducido el
componente sexual (beso, en la infancia)? La respuesta es no, se
besaron y todo fue a mejor, su amor creció. Si discutían era antes
de enamorarse. O más
bien el mundo exterior era aquello que les ocasionaba problemas a
veces, pero no entre ellos dos; en su relación no los había jamás, ¡qué
romántico! Tú y yo solos contra el mundo.
-A eso dedicaré otro post.
Quién aprende algo por repetición en
el tiempo lo perfecciona, puesto que le sale como respirar, lo lleva
haciendo toda la vida.
Con todo este caldo de cultivo, o más
bien como yo lo llamaría, leche fermentada en el tiempo; -(lo
llamaría leche fermentada porque puede resultar nocivo para la salud
y porque este concepto es caduco, como la leche fuera de la nevera)-.
Debemos entender y aceptar por
qué nos pasa lo que nos pasa, o dicho con otras palabras por qué
sentimos así como hemos aprendido y
no de otro modo. ¿Por qué mi vida tiene tiene más sentido si la
comparto con mi hombre -o mujer?, (ya sabéis que admiro el amor en
todas sus formas)-. ¿Por qué soy más feliz en pareja que sola?
Respuesta fácil a
modo interrogativo sarcástico que no a todo el mundo ha de gustar:
¿porque casi desde que nacimos siendo mujeres se nos ha encaminado
en esa dirección? Me parece muy fácil quitarnos tanta
responsabilidad y tanta carga, con la idea de “si es culpa de otro
no es cosa mía, yo nada puedo hacer, yo es que soy así”.
Respuesta
complicada en forma de interrogativas retóricas que a mí me han
costado más de un disgusto: ¿te gusta estar contigo misma? ¿por
qué te da miedo estar sola? ¿por qué estar sola significa
no tener novio, en vez de vivir como único náufrago en una isla
desierta para ti? ¿por qué no eres feliz en tu propia y única
compañía?
Yo os iré hablando
de mis respuestas a estas preguntas, algunas coincidirán
sorprendentemente con lo que vosotras pensáis, o puede que no
pero aquí introduzco el tema para pensar en ello.
Yo hasta hace
relativamente poco no me había planteado jamás ninguna de todas
estas cuestiones que seguro que algunas, o muchas de vosotras ya os
habéis formulado.
Pero todas en algún momento de nuestra vida sólo hemos tenido claro algo: “quiero amar a un hombre y que me ame tanto como yo a él y ser felices para siempre, no quiero estar sola”.
Cuidado, con
quedarnos ahí atrapadas. Incluso la preciosa torre en la que estaba
Rapunzel era una prisión, incluso el magnífico y opulento castillo
de la Bestia era una prisión. Cuidado con la prisión de esta
idea tan bonita.
Todas hemos querido
comprar ese producto tan bien publicitado llamado amor en algún
momento de nuestra vida, cada una lo hemos comprado y pagado a
nuestra manera. Unas a buen precio, otras hemos quedado arruinadas,
pero luego hemos vuelto a trabajar duro para salir de la ruina
emocional.
Muchas en algún
momento nos hemos sentido en la imperiosa necesidad de tener pareja
porque estar sola no es lo mismo. Muchas hemos dicho “es que
yo no puedo o no sé estar sola y ahora este chico me viene bien”.
Idea asociada a esta premisa: estar soltera es estar sola. Sola para
este tipo de mujeres significa: náufraga, a la deriva, no querida,
no deseada, fea, vacía, incompleta, aburrida, nerviosa, triste, abismo y
caos, dragones, noches sin dormir, ansiedad.
Parece pues, para
este tipo de mujer que la única cura a su desasosiego es un
hombre, tener un hombre es igual a: seguridad, sentirse grande, ser
sexy, sentirse amada, valiosa, divertirse, hacer cosas en pareja, tener vida sexual,
tener una proyección social positiva, estar completa, feliz, tenerlo
todo en el mundo.
“ Mi hombre, mi hombre a veces hace cosas que no me gustan, pero cuando me alza del suelo y me toma en sus brazos sé que es mi hombre y yo soy su mujer, lo amo y el mundo no importa, se desvanece en nuestros momentos”.
No hay que
avergonzarse por sentir como he descrito les pasa a muchas mujeres,
nos ha pasado a muchas mujeres o nos sigue pasando. Esto no es un
juicio de valor a sentimientos tan puros y viscerales. Yo sólo
describo algunas cosas que vivo y otras que veo. Si alguien quiere ir
más allá y aceptar una sana crítica que me hago a mí misma y
comparto con quién quiera seguir más allá de sentir así; sólo
nos dejaré este mensaje para todas. Mujeres, creo que tenemos un
problema y esa es una mala noticia. La buena es que si nos esforzamos
y ya nos hemos cansado lo suficiente de sufrir por
sentir así, o simplemente ya no le vemos tanto sentido
como antes, realizando un esfuerzo personal importante, podemos
arreglarlo. No es fácil, pero vale la pena intentarlo porque vale la
pena vivir y si me lo aceptáis, vale la pena vivir de otra
manera.
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