Hoy hace un año cometí una de las
locuras más divertidas de mi vida, me refiero a crear este blog.
Llevaba 8 meses acudiendo semanalmente
a psicoterapia básicamente por las dos fuerzas antagónicas que
conectan al ser humano con la vida; la sexualidad/el amor y la
muerte/ el duelo.
No me cansaré de repetir que acudir a
terapia para enfrentarme a mí misma y atreverme a curarme e invertir
mi tiempo y dinero en mi salud mental es con diferencia la mejor
decisión que he tomado en la vida. Quiero decir que cuando alguien
tiene la absoluta voluntad y determinación de curarse nada, ni
nadie, pese a las dificultades, pueden impedirlo. Digo esto porque
por desgracia no he contado con el respaldo económico ni moral de mi
madre quien es de esas personas que “no cree en los psicólogos”.
Esta frase materna me da para otra entrada en el blog así que sólo
la dejaré aquí apuntada.
No voy a extenderme así que omitiré
eufemismos para expresar como me sentía. De pronto me vi con 24 años
incapaz de afrontar mi vida, ni de seguir adelante. Llevaba un año
tratándome con otra psicóloga sin que yo pareciera mejorar en
absoluto y prometo que lo ponía todo de mi parte. El chico válvula
de escape al que me aferré, -y mi anterior terapeuta me
recomendó como solución- me cambió por otra -(cosas que pasan)- a
los tres días, -Sófocles aun me suplica los derechos de tamaña
tragedia-. Cada día tenía que verle con ella, era inevitable y
además no era ni por asomo, la primera vez que me pasaba. Pero el
problema no era ese y tuve auténtico pánico al caer en la cuenta de
ello. Era la cuarta vez que yo tenía una “pareja” tóxica, que
tenía presunta “mala suerte en el amor”, pero no existe la
suerte y aquí os lo he intentado contar un poquito. Era la cuarta
vez que yo me aferraba a una historia, a un chico, y me perdía y
destruía a mí misma para que un novio príncipe rescatador me
hiciera feliz y me quisiera para siempre. Mi plan era hacer lo que
fuera con tal de tener al novio que fuera en mi vida, mi plan era no
estar sola nunca. Mi fobia era estar sola, no tener nunca novio, no
casarme nunca, no tener hijos nunca, ser abandonada, destruida y no
merecer el amor de nadie nunca porque yo pensaba que no merecía el
amor de nadie y moría de miedo porque sentía que cuando me dejaban
era porque sabían la verdad: que yo no era digna de que nadie
me quisiera, lo pensaba porque no me quería. Lo pensaba por una
dependencia patológica y una falta de autoestima que de no haber
muerto mi padre jamás habría visto hasta divorciarme o no habría
visto nunca.
Mi adicción eran las relaciones
destructivas y la desintoxicación iba a ser muy difícil. Es un
proceso que se hace básicamente a solas, pero sola de verdad. A toda
mujer dependiente patológica, que ama demasiado, que sufre demasiado
por amor, si lo pretende, no le espera recuperación fácil. Sentir
así y vivir así condiciona toda su vida, en terapia te das cuenta.
Desde tus relaciones familiares hasta tus amistades o relaciones
laborales... Pero es difícil verlo porque es tan común sufrir por
amor...
En enero 2012 tuve miedo de muchas
cosas muy feas, desde suicidarme (sólo quería morir porque mi padre
ya no vivía), hasta tirarme otra vez a beber, a comprar, a salir, a
comer... Yo ya me había destruido otras veces y sabía que algo me
pasaba pero no sabía qué. Sólo sabía que quería ponerme bien y
no necesitar nunca más a ningún hombre para estar bien. Pero ¿qué
iba a hacer? No quería tomar antidepresivos y mi anterior psicóloga
no cejaba en su empeño de repetirme que tenía que ir a un
psiquiatra y tomarlos. Pensé de verdad que no podía continuar con
mi vida y que no había solución. No deseo a nadie sentir esa
desesperación ni esa angustia. Quería estar bien conmigo misma pero
me parecía imposible. Yo pensaba que de verdad sólo se podía ser
feliz teniendo una pareja y que el resto era tiempo muerto mientras
esperabas a ser feliz con alguien.
Estar en paz con uno mismo es lo más
grande que puede lograr cualquier ser humano, ahora lo sé, entonces
no pero aun sin saberlo, quería estar -(si no se podía feliz)- al
menos contenta , yo sola, sin un chico... No quería sufrir más. No
quería que mi felicidad dependiera de que alguien me quisiera pero
yo creía que en eso consistía ser feliz. El amor me había
maltratado psicológicamente, me había sido infiel, me lo había
quitado todo. Cada vez que me destruía por romper con alguien me
sentía más pequeña y menos digna de amor, pero bueno, soy joven y
pensaba que era porque había tenido mala suerte y que “cuando
tuviera un novio bueno” se me olvidarían esas cosas. Además todo
el mundo me decía lo mismo. Cada vez que alguien me dejaba me decía
a mí misma cosas como “si fueras más guapa”, “si fueras más
delgada”, “si no le agobiaras”, “si hubieras hecho...”, “si
me pareciera a x chica...”, “me ha cambiado por ella porque es
mejor que yo”...”estaré siempre sola”, “¿qué hay de malo
en mí para que nadie me quiera?”
A mi edad no es común pensar tanto en
estas cosas, o mejor dicho, no es común ni corriente pensar en
por qué sentimos o pensamos estas cosas. No es “normal” ni
común analizar como nos relacionamos en pareja, o no lo era en mi
entorno de entonces, motivo por el que debo confesar que me sentía
muy sola con mi proceso de desintoxicación, todo mi entorno me
empujaba a seguir con la vida que yo quería romper. Todo me empujaba
a buscar desesperadamente un príncipe, todas tenían uno...
Recuerdo ese invierno, tenía temblores
como una adicta cualquiera y lloraba porque sí, de pura ansiedad.
Dejé de fumar a la vez, quería curarme de todo a la vez. Fue
horrible. No dejaba de tomar infusiones tranquilizantes e ir al
gimnasio para poder tener un poco de paz, pero al salir y entrar, él
estaba allí con ella, yo aun creía que ese era mi problema. Pero el
problema lo tenía yo, lo había tenido toda la vida. Todo este
proceso y las cosas que iba viendo y sanando en terapia no podía
compartirlas apenas con nadie. Dice Bucay que cuando uno se sumerge
en la terapia ve las espaldas de los otros y yo las ví, pero quería
ponerme bien por la muerte de mi padre y por mi dependencia
patológica, quería dejar de ser “una mujer que ama demasiado”.
Al morir mi padre dejé de escribir, es
un hobby que tengo desde niña, pero lo dejé porque escribí para su
funeral y cada vez que pensaba en volver a hacerlo me lo recordaba.
Un día en plena desintoxicación
escribí en facebook algo sobre Brave (la película Disney).
Algunas chicas del colegio me animaron a crear un blog pero yo creía
que era porque les caía bien, no porque de verdad pensaran que yo
escribía bien o les gustara lo que leían de mí. A mi
psicoterapeuta y gurú espiritual le pareció una idea magnífica que
yo creara un blog. Me sugirió que me permitiera compartir mi
proceso. Pensé que sí, que lo haría. Necesitaba sentirme
respaldada. Necesitaba un espacio donde compartir lo que estaba
viviendo y que alguien como vosotrxs me dijera “no estás sola, me
ha pasado lo mismo”. “Se puede curar”. “No abandones”.
Me siento muy feliz por haberme
atrevido y animado a compartir tanto. Me han ayudado mucho vuestros
comentarios y mensajes de apoyo. Me he sentido muy acompañada por
gente desconocida por otras mujeres que se encuentran en el mismo
camino que yo y que quieren sanarse de esta dependencia.
He conocido a muchas personas gracias a
este blog y me siento muy feliz por la amistad que hemos creado y el
amor que he recibido y espero estar dando también. Me siento muy
agradecida por ello porque no lo esperaba en absoluto. Este blog iba
a ser una extensión de mi terapia y creatividad y ha acabado siendo
algo muy sentido para mí.
Quiero dar las gracias a todxs los que
me leéis animáis y apoyáis y a todxs lxs que habéis querido
contarme vuestras experiencias y a hacerme ver que no estaba sola con
mi proceso. Mucho amor de parte de vuestra Julieta y espero cumplir
muchos más a vuestro lado.