Futura abogada que a veces pierde el juicio
Desde niña quise estudiar Derecho,
siempre tuve claro que quería ser abogada. Seguro que era por mi
exacerbado sentido de la justicia y lo justiciera que he sido
siempre- cada vez menos afortunadamente-.
Ya un poco más mayor tuve claro que quería ser abogada
penalista y ayudar a menores y mujeres maltratadas. A veces me
permitía soñar con reunir un dinero y crear un centro donde mujeres
y niños pudieran recibir terapia y sanarse de tanto dolor. Pensaba que con Derecho
podría ayudar más a estos colectivos que con trabajo social...
La niña se hizo mayor y he aprendido que cada unx debe ayudarse a sí mismo.
La carrera y la experiencia de mis
compañerxs de universidad me han demostrado que todo mi idealismo se
ha ido directamente por el retrete.
Nadie me obligó nunca a estudiar
Derecho, lo hice porque quise. Ahora tengo que acabarlo porque
“debo” -un matiz verbal interesante-, porque “sólo” me quedan tres asignaturas, que según
se mire no son nada y que para mí son todo. Porque a mi madre le
haría muy feliz. Es un gran peso, pero no es un motivo de peso para
mí, lo siento. Si no me voy a dedicar a ello ¿para qué quiero este
título?
Esta carrera me ha enseñado muchas
cosas que no me han gustado, lo cual es muy positivo. Saber lo que
unx no quiere de su vida siempre es positivo y cuanto más joven te
pase mejor-mi opinión. He aprendido que no soy ni por asomo tan inteligente como
me creía, llevo ocho años cursando una carrera de cinco y cada día
que pasa me siento un poco más idiota y creédme que a nadie le
gusta (o a mí no me gusta vivir con una voz interior que me repite
eso cada día desde que debí acabar hace tres años).
También he aprendido que la humanidad
en la universidad no existe, son los padres. Sé que no estoy en el
colegio pero creo que la compasión es algo que debería existir en
todos los ámbitos de la educación. Lo digo por la nula empatía y
consideración que he recibido respecto a la muerte de mi padre por
supuesto.
Dije que nunca haría nada con mi vida
en lo que no creyera o que no significara nada para mí y aquí estoy
comiéndome sin patatas mis palabras; estudiando tres asignaturas que
no me interesan lo más mínimo, ni me aportan nada y que cada vez me
hacen sentir peor; más triste y más ansiosa -pero supongo que la Vida también quería enseñarme a eso, a comerme mis palabras.
Si alguien pudiera pasar un momento en
mi piel cada vez que tengo que ponerme a estudiar o enfrentarme a
otro examen más creo que se abstendrían de decir cosas como “menos
quejarse y más estudiar”. En primer lugar porque hay que sentir lo que siento
para entenderlo y en segundo porque creo que nadie sabe las horas que
dedico al estudio.
Tener un título, este título, no
significa nada para mí a día de hoy por lo que puedo tardar 20 años
en terminar esta carrera. Este título significa frustración y
tristeza. Significa incapacidad, significa llegar última. Me repatea
el hígado llegar última, yo que una vez fui alguien, yo que una vez
fui, no la primera, pero sí de las primeras de la clase. Tengo fé en
que la Vida quiere enseñarme a llegar última por algo o eso me digo para que lo mal que me he sebntido y siento tenga sentido.
Le debo a esta carrera dos cosas: la
cura de humildad respecto a la consideración de mi capacidad e
inteligencia que yo tenía antes de cursarla y dos; el fracaso.
Enseñarme a experimentar el fracaso y la frustración en toda su
magnitud. No han sido aprendizajes agradables, pero supongo que tenía
que estudiar Derecho para aprender que no soy en absoluto tan lista
como creía y que del éxito al fracaso se pasa sin avisar ni valorar
si lo mereces o no.
La vida es corta, demasiado corta para
amargársela con algo que no te aporta ni te importa nada. Cuando me
gustaba, este esfuerzo tenía sentido ahora no. No soy nadie para dar
consejos pero esta frase hecha significa que voy a darlos. Vivid. No
os quedéis todo el verano (o toda la vida) yendo de casa al trabajo para terminar
algo que hace felices a otrxs. No sois el título que obtengáis. No
sois las expectativas de nadie.
Está muy bien aprender lo que no
quiero, pero no puedo más.
1 comentarios:
No puedo sentirme más identificadx con esta publicación. Y eso que he pasado limpix y tengo el título. Ahora me enfrento al "deber" de convalidar la carrera con el maldito máster habilitante y estoy hartx de perder años de vida en perder ilusiones.
Si algo me ha enseñado la carrera, es que ganarlo todo tampoco sirve de nada si no es lo que quieres conseguir. Llegar lejos no es siempre llegar donde te propones: realizarte, ser tú mismx, pero más plenx.
Pero todo es reversible si no te acomodas. Porque si algo me ha enseñado la carrera, es que nunca has de quedarte en un lugar del que ya no vas a aprender nada.
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