Hoy hace tres años empezó la peor
experiencia de mi vida. La cuenta atrás hasta la llegada del fatal
día 6 de diciembre en que murió mi padre. Así, en un mes, gozando
de una perfecta salud... Primero fue una bronquitis, luego resultó
tener un pulmón encharcado... Dos semanas después era un cáncer
terminal. Día 6 de diciembre dejó de respirar y murió ahogado por
el cáncer que contrajo como fumador de dos cajetillas diarias de
Ducados negro. Vale la pena pensar en si seguir fumando sólo si
queréis pensarlo. Respeto todo lo que cada uno decida hacer.
Desde 2010 en que la muerte se llevó
a mi padre las fechas son terribles y para una persona como yo
que tiene la fortuna de tener tan buena memoria para todo lo
emocional resulta muy duro. Detesto recordar con igual intensidad lo
bueno y lo malo, pero así es...
Desde que me ha pasado esto he sido dos
cosas y me cuesta mucho aceptarlas y perdonarme. Muy egoísta y muy
miserable.
He sido muy miserable por no poder
alegrarme por los demás en sus alegrías ni celebrarlas con ellxs,
por no aceptar que la vida sigue y que aunque yo estuviera pasando
por el peor momento de mi vida a los demás les pasaran cosas
maravillosas. No concibo nada más miserable que no sólo no poder
alegrarse por la alegría ajena, sino entristecerse por la felicidad
de los demás y yo hice eso. Pero no me salía sentir otra cosa.
Una de mis mejores amigas me invitó a
su cena de graduación en su casa, con sus padres, una tarta con su
foto con el birrete, sus amigxs... Vive muy cerca de mí. Le dije que
tenía una cena y que no podía ir. Ella nunca ha sabido que me quedé
en casa llorando. No podía enfrentar ni asumir que ella tenía unos
padres vivos que la mirarían llenos de orgullo y amor mientras
cortaba su tarta de graduación y que yo nunca tendría eso. Y no
sólo eso, es que nunca más tendría un padre vivo. Considero por
tanto muy mísero no poder alegrarse por el bien ajeno. Sólo puedo
defenderme diciendo lo mal que me sentía, lo descorazonada y
deprimida que estaba. Esta sólo es una anécdota de tantas fiestas,
cumpleaños, graduaciones y celebraciones a las que he faltado y que
por supuesto nadie se merecía lo mal que actué no estando.
He sido muy egoísta porque no podía
ver más allá de mi dolor, ni estar por nadie, ni siquiera sabía y
lo he ido aprendiendo en estos años, estar por mí misma. Sólo
puedo disculparme y defenderme diciendo que no deseo que nadie sepa
nunca lo que es que la vida te quite a un padre como al mío en un
mes... Independientemente de lo que decidan los demás para conmigo y
nuestra amistad, tengo que perdonarme por ello y dejar de sentirme
culpable. Un día de estos...
Sé que me está quedando un post muy
lúgubre y triste, pero ayer me sentí contenta conmigo misma y
quería compartirlo porque sentí que todo el esfuerzo que llevo
haciendo para recuperarme en estos años está dando sus frutos. Ayer noche de Halloween
pude salir y pasarlo bien, dentro de lo que cabe, por primera vez en
mucho tiempo y siendo la víspera del inicio de mi tragedia.
Por influencia cultural o por mi propia
personalidad (no voy a culpar a nadie de mis sentimientos de los
cuales soy plenamente responsable) sentía inconscientemente que mi
sufrimiento por la muerte de mi padre probaba mi gran amor de hija.
Es algo que en occidente está muy grabado en el inconsciente
colectivo, parece que los duelos insuperables prueban mayor y más
fuerte amor, cuando bajo mi punto de vista discutible sólo prueban
un mayor trastorno por duelo patológico... Esta parrafada es para
decir que me sentía culpable por salir, por vivir, por celebrar,
mientras mi padre estaba muerto e incinerado. Y ya sé que él
querría verme salir y divertirme, mejor que yo no lo sabe nadie,
pero no me salía. No podía ni me apetecía, me daba ansiedad irme
dos manzanas más lejos de mi casa (que no fueran para ir al gimnasio
de la UIB).
Ahora que estoy con un pie fuera de mi
tierra para irme lejos estoy cosechando lo bueno y también malo que
he sembrado. No ha habido sorpresas porque soy mucho más dura
conmigo misma que con los demás -(lo cual es mucho decir y quien me
conoce lo sabe)- y por lo dura que soy conmigo, opino que no me
merecía por lo mísera y egoísta que he sido que nadie estuviera
conmigo para despedirme, o al menos muy poca gente. He fallado a
muchas personas pero eso ya no puedo cambiarlo, y en lugar de
devolvérmelo, va el Universo y me concede que mis amigxs vengan a mi
fiesta de despedida y que ayer, que era un día muy difícil para mí,
sin ellas saber la fecha exacta de mi tragedia, mis amigas,
estuvieron pendientes de mí estando de fiesta y me preguntaron en
todo momento si estaba bien ya que me veían muy seria. Traté de
distraer su atención como hago cuando se trata de este tema para no
hablar y romperme y normalmente funciona, pero que no funcione con
ellas significa que algo profundo estamos construyendo entre
nosotras. O así lo siento yo al menos, espero que no en solitario.
No sé si merezco lo bueno o no que me
está viniendo, soy muy dura conmigo y sigo pensando que no lo
merezco por haber fallado tanto, pero mereciéndolo o no, estoy muy
agradecida al Universo y a la vida.
1 comentarios:
Ya es hora de que empieces a creer en ti y a entender que eres una gran persona y que cualquiera que te conozca debería sentirse muy orgulloso/a de haber tenido ese placer, por que verdaderamente personas como tu son lo que hacen falta en este mundo, espero que Londres te aporte mucha energía y experiencia en tu vida y que a pesar de estar tan lejos, sigamos teniendo contacto, por que sin ti, la vida es muy aburrida :) <3 Te quiere, tu amigüita Ana Isabel Navarrete Jiménez.
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