viernes, 31 de mayo de 2013

Me enfado porque me duele

Si continúo hacia delante no sabré en qué punto estoy, si miro hacia abajo veo qué caída hay... Todo esto es absurdo porque sé perfectamente donde estoy e intuyo muy claramente la caída, pero no puedo detenerme en eso porque sino ya no seguiré adelante.
Lo siento papá pero no voy a desearte un feliz cumpleaños. No sé en qué puñetas estabas pensando cuando me dejaste aquí sola con una carrera que odio por tu culpa y aún por terminar y que no vas a ver como la termino si es que lo hago... Ahora ni me gusta la carrera ni quiero terminarla, debiste pensar eso antes de morirte.
No sé de qué vas no estando en tu cumpleaños cuando todos sabemos que es hoy.
No tenías ningún derecho a dejarme sin padre para la boda con la que sueño desde que yo era un zigoto y que ya no tiene sentido porque no quiero una boda con ausencia. No tenías ningún derecho a no conocer al padre de mis hijos y yo no te consentí en ningún momento que no conocieras a tus nietos, pero aun así, tú a lo tuyo, sin conocerlos.
Estoy muy enfadada contigo y te perdonaré cuando vuelvas, es decir, nunca.

Nunca te perdonaré lo aislada que me siento con respecto al resto de personas desde que no estás. Me pasé un año después de tu muerte sin poder ir al cine incluso. Luego se lo pedí a un chico porque no quería estar sola ni enfrentarme al miedo que me daba estar encerrada en un cine sola y no me acompañó... Por tu culpa volví a hacer el ridículo de tan triste y necesitada creyéndome que había amor donde había una gran bola del oeste cruzando rodando la calle.
Espero que estés contento porque desde que no estás, no hay Navidad en casa, ni árbol, ni Belén con “cireretes de pastor” recogidas por nosotros tres, las últimas que he visto y tenido en la mano fueron las que puse en tu ataúd antes de tu incineración. Espero que estés contento, yo saltaría de alegría, pero no me sale del moño. Tampoco hay sopa rellena, ni la cocina patas arriba en Nochebuena... No hay reyes magos, no hay regalos, no hay fiestas. La Navidad murió contigo, bien por ti.
No ha vuelto a haber ningún cumpleaños en casa desde que no estás, espero que estés orgulloso.
No sé en qué pensabas cuando consentiste morirte y que con 23 años y cerca de la Navidad yo tuviera que montar un velatorio y un funeral. No tenía ni putas ganas de elegir qué ropa tenían que ponerte para el velatorio ¿sabes? Pero tú sabías que eso tendría que ser cosa mía, lo sabías y te dio igual... Te fuiste igual.
Me pasé una semana durmiendo con la bata que te compramos para estar en el hospital ¿crees que tenía edad para dormir con la jodida bata de mi padre? Nunca en mi vida he necesitado dormir con nada, nunca me gustaron las muñecas y jamás dormí con un peluche y con 23 años ahí estaba yo, llorando en la cama hasta que me durmiera abrazando una bata de hombre que olía a una persona que se había muerto. Reteniendo un olor ya muerto, ¿qué derecho tenías a hacerme eso? Esa semana un día llegué a casa y mamá la había lavado... No me consultó ¿qué más da? Yo siempre he sido la fuerte.
Dejaste la bufanda color burdeos que te pedí por terminar de confeccionar, quería aprender a hacer macramé para terminarla yo pero sólo quería morirme y no aprendí a hacer macramé. Un día llegué a casa y habían tirado la bufanda a medio hacer... Nadie sabe como lloré por eso. No sé de qué vas muriéndote sin terminar de hacer mi bufanda, ya nunca he tenido una bufanda burdeos hecha por ti.

Yo no tenía ningunas ganas de rehacer mi vida como lo he tenido que hacer. Me apetecía tanto como graparme los dedos a la mesa soportar la psicoterapia que he soportado. Jamás tendrías que haber muerto para que yo rehiciera mi vida. Por tu culpa, me di cuenta de demasiadas cosas sobre mí. Por tu culpa me di cuenta de todos los problemas que tenía, como mi adicción a las relaciones destructivas y de mi dependencia patológica. ¿Te parece normal dejarme pensando en estas cosas? ¿Sabes lo que es para mí verme a mi edad sabiendo todo lo que ahora sé y lo incomprendida que me siento? ¿Tienes alguna idea de lo que es dejar de ser joven con 24 años, que ya no pudiera durante más tiempo; salir, beber, fumar y ligar como la gente joven para evadirme o divertirme porque eso no me aporta nada? Por tu culpa dejé de fumar, de salir, de reírme como antes ya ni eso me servía para estar mejor y me sentía culpable por todo... Por tu culpa no me iba mucho más lejos de dos manzanas más allá de mi casa porque me sentía culpable de vivir mientras tú estabas muerto e incinerado. ¿Cómo se te ocurre no decirme si querías que te incineráramos? ¿Sabes que también tuve que decidir eso? ¿Qué mierda sabes tú? No sabes nada de lo que he pasado porque estás muerto.
Tardé un año y medio en poder irme de viaje sin sentirme mal por ello. Aun así llegué a Londres y lloré ¿quién te has creído para hacerme llorar llegando a Londres?

¿Sabes la putada que me has hecho? ¿Eres consciente de que no quiero celebrar mi graduación por tu culpa, porque tú no vas a estar ni vamos a ir juntos a comprarme mis primeros Manolos? ¿Tú sabes cuánto hacía que me habías prometido ir conmigo a Madrid para comprarme esos zapatos para mi graduación? No te perdono eso, no te perdono no celebrar mi graduación ni que ya nunca nos vayamos a Ca'n torrat a comer un señor entrecote para celebrarlo y ponernos hasta arriba de pan con all i oli, es algo que no te voy a perdonar en la vida.

Y mi boda... Siempre bailabas conmigo en todas las bodas y en la mía no. ¿De qué vas? Casilda lo dice y yo lo suscribo: “sí a las novias que bailan con el padre antes que con el novio”. Ya lo sabes, Vogue no te perdona y yo tampoco...

Por tu culpa como y ceno casi todos los días delante del ordenador como una adolescente que acaba de descubrir el messenger, lo prefiero a pensar que estoy comiendo sola porque te has muerto y ya no hay comida en familia cada día. El día de mi primer cumpleaños sin ti mamá se cogió su plato y se fue a comer delante del televisor en vez de, al menos, comer conmigo en la cocina... Yo la vi desaparecer plato en mano por el pasillo, no podía creerlo pero así fue. Espero que estés contento de haberme dejado huérfana y con semejantes cumpleaños, no me los merezco porque yo nunca habría dejado que eso pasara con los tuyos...

Si estuvieras aquí hoy iríamos a algún restaurante o estarías en el pueblo con mamá, los dos jubilados y de viaje... Mañana volveré a comer delante del ordenador, lo peor es que ahora veo Juego de Tronos y sé que te gustaría y eso me cabrea más.

Estoy muy cabreada contigo y lo pienso seguir estando porque mientras estoy enfadada no me hundo y tal vez así hasta apruebo y puedo o bien, montar un kiosko o bien, irme del país a vivir mi vida porque aquí me estoy asfixiando, no soy feliz y no estoy viviendo y todo es culpa tuya, absolutamente todo.

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