viernes, 26 de septiembre de 2014

Hubbell

“Estás bien, tienes que comer”.
-Tú no has visto las fotos de las dos modelos pero yo sí...

“No sé que ponerme”, -ni yo que quitarte primero y no digo nada y estoy aquí sentada en el suelo enmoquetado de esta casa que me trata mal.
Elijo corbatas, camisas y trajes en fotos pensando que la ropa que te pones te la va a quitar otra y muero, pero sé feliz que estamos lejos y no me quieres como yo amo tu barba y tus manos.

Cuento los días y se restan y multiplican los muy malditos. Sólo quiero hablarte de una vez y acabar con esto. He cogido tantas veces ese vuelo que sueño que lo pierdo. Me has besado tantas veces al llegar que estás con ella seguro. Me gustas tanto que te pasas el día pendiente de mí y yo de ti siempre. Eres la presencia ausente más hermosa que he experimentado porque duele que me encanta. Y ya tengo el virus. Es otra vez igual. Sólo me dijiste su nombre y tuve que agazaparme en el trastero. Ataque de ansiedad, menos cuatro kilos pero se dice que estoy guapísima. Y tú no dices mucho, te gustan otras cosas de mí, las que no se ven y me matas de miedo con eso.

Te pareces a todo por lo que corrí con lobos al extranjero pero no lo veo bien, aún no lo tengo claro. Necesitas que te salve la vida y yo me muero de ganas, tengo que evitarlo tanto como lo deseo. ¿Sabes cuánto es eso?

Tengo un electrocardiograma plano que controlas desde tu móvil. Me tienes monitorizada y me encanta. Es el virus, lo conozco. “Intenta comer algo”. Pero ella es una muñequita perfecta con unas pecas de inocencia preciosas sobre las mejillas y no tengo hambre si lo pienso.

Y me hablas llenándome de sístoles y diástoles el día y el cerebro. Si me pasa esto es por algo, es porque también me echas de menos. Seguro que sólo mientras no estás con ella. ¿Pero eso es todo el tiempo? Pero si siempre hablamos no puede estar con ella, pero está... ¿Por qué no me dice que está con ella o las que sea?

Voy a coger una katana y me voy a cargar todo lo que siento por ti. Pero tienes que saberlo antes. Esto no se hace, no puedes tenerme aquí con el corazón allí, pero si quieres podemos intentarlo. Es el virus.

Es mañana. EL DÍA. Tenemos planes. Nunca he tenido una cena desde aquella nuestra y nada que ponerme. Tengo una plaga de mariposas monísimas, por favor no las fumigues, son de hermosos colores como mis ojos cuando te miran te lo juro. Tengo que hacer como que sigo sabiendo usar el cerebro y elegir sitio.

Y todo me hace estar cerca tuyo, ya estoy aquí y todo, todo, todo es un decorado de esta historia sin sentido y con demasiada sensibilidad. Estamos cerca al fin pero no enfrente aún . Quiero apoyar mi frente en la tuya y darte un beso. ¡¿Por qué no puedo tener eso?! Me parece más noble desear eso que la lotería... Tengo que decírtelo todo, seré yo la valiente. Voy a quererte a muerte y te lo voy a decir porque no puedo más con la incertidumbre.

No sabía que sirvieran vino con taquicardias para la espera. Para picar con la copa me tiemblan las manos pero voy a quererte a muerte, es la última vez que te quiero así, lo tomas o lo dejas. Es el virus.

¿Qué se mastica en una cena cuándo se masca la tragedia y la derrota?

-¿Os véis? -Mascullo, haciendo como que me encanta la idea. Bien interpretado. Y las mariposas baten las alas todas a la vez, saben que van a morir, es su último vuelo. 

-Hace dos meses. Se puede decir que estamos saliendo y tengo mi cepillo de dientes en su casa.

Muero sonriendo y con los ojos vidriosos.

Mi hada madrina barre mariposas muertas y gusanos de tierra. He olvidado poner el silenciador al ruido que hace un corazón al romperse, pero no lo has oído. No eres de esos. Está muy roto y no tiene arreglo.

Puedo decirlo todo ya, es la Paz de Westfalia. La guerra ha terminado, soy el fotógrafo del beso en blanco y negro de la chica y el marinero, no soy la chica. Vaya mierda de final, pero puedo escribirlo y quedará romántico.

-Chico, estamos aquí porque te he mentido. Desde los primeros cinco minutos que pasé contigo nunca he sentido amistad por ti, y si alguna vez me has apreciado dime que tengo una imaginación portentosa y que nunca has deseado besarme ni dormir conmigo, es la última vez que nos vemos y hablamos, dilo. Tienes que acabar con esto.

Sabe mucho de reveses pero este no lo va a encajar, ha sido potentísimo. Hasta yo me he impresionado.

-“No quiero perderte”.

-Pero ya me has perdido, tienes novia.

-No estoy casado con ella, ni contigo y claro que he querido todo pero tú...

-Sólo dime algo, ¿por qué no yo? En serio, necesito saberlo, ahora ya no importa pero me gustaría saberlo...

-Carrie...

-Por favor, dilo, di lo que sea.

-Se hizo tan difícil, tú estabas allí y yo aquí y ella es...

-Tú la vas a querer muchísimo y le vas a dar todo tu corazón... Te hará muy feliz. Tu chica es encantadora Hubbell.


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