viernes, 18 de enero de 2013

Esta madrugada

 No es una madrugada cualquiera...

     Qué rápido ha pasado el tiempo que ya me tiene aquí otra vez arrastrada hacia mis propias profundidades, esas que a mí me gustan y que a muchos otros espantan. Necesito la profundidad en estos momentos porque sé que así me desenvolveré bien en la superfície...

      Unas veces me parece un parpadeo y otras dos siglos de cuatro febreros consecutivos sin tu piel ni tu abrigo, como aquél... Puedo racionalizar que mi corazón y mi cabeza están en guerra y que sólo voy a concederles audiencia unos minutos esta madrugada porque para mí no es una madrugada cualquiera, así que digo esto porque en realidad estoy bien, estoy mejor pero esta noche voy a bucear un rato.

      Te voy a regalar los minutos de esta canción. Me los voy a regalar a mí en realidad porque aceptar no significa dejar de sentir pero sí soltar, empiezo a entender eso, tengo que soltarte, tengo que soltarme de tu mano otra vez, no voy a reprocharme que ya tendría que estar hecho, no necesito ayudarme a sentirme peor sino mejor... 


      Sé muy feliz, eso me gustaría mucho aunque ahora llore lo digo de verdad. Me gustaría que haber renunciado a salvarte nos hubiera salvado a los dos. Eres la primera vez que renuncio a salvar a alguien y no te olvidaré porque me has regalado la oportunidad de salvarme, o más bien y mejor dicho, sospecho que esto último también lo he hecho yo sola...     

     El tiempo nos ha dicho que lo estamos haciendo, mi pequeña cicatriz, cada uno a su manera porque cada uno está en su camino y así debe ser. Me ha dicho el tiempo que así debe ser... Quiero que seas todo lo feliz que puedas, yo también quiero serlo. No puedes escucharme ahora ni sabrás lo que escribo pero te deseo toda la felicidad que puedas sentir dentro de ti y lo lanzo al destino para que te llegue. Te deseo la felicidad que tú no hayas podido siquiera imaginar y más de la que yo pensaba darte y eso es mucho...

     No me necesitas, nunca lo has hecho, sé que no crees demasiado en ti pero puedes creerme cuando te digo esto, tal vez entre los dos, cada uno por su lado y tú con ella, puedas creerlo y yo también. Yo debo creer que tampoco te necesito, realmente no se trata de fé porque veo y voy viendo ya todo lo que he hecho sin ti y no puedo creerlo, pero lo estoy logrando sin ti mi pequeña cicatriz. No fue fácil, pero ya no temo a los desafíos. De hecho, cuando me derrotaste tras tus abrazos, llegué al punto de esperar los desafíos impaciente, después de ti luché contra todos mis demonios a la vez, con más impaciencia que miedo.

    Entré en un cine sin ti y me fui de viaje sin ti, tuve mis pesadillas sola, aquellas que te contaba de madrugada... Dejé de fumar aunque os vi besaros y abrazaros muchas noches, esto último me hizo muy difícil ser fuerte, ir al gimnasio y no fumar, pero parece ser que no lo hizo imposible porque además fui a clase e incluso aprobé. Estuve sola y maté mis miedos sin ti porque así es como se debe luchar y ahora lo sé, o como quiero aprender a hacerlo... Me duele no tenerte con nocturnidad -ya que es cuanto podría tener de ti- y te añoro pero como dice la canción quiero “recordarte que es mejor así, recordarme que es mejor así y que es menos peligroso estar sola que cerca de ti”.

   Está todo bien así, tú estarás bien y yo también. Ella o quién sea va a quererte; tanto, más, o mejor que yo. Quiero ser humilde por una vez y tragarme el orgullo y dejar que otra te quiera cómo o cuánto a ti te plazca porque es tu vida y si quieres llenarla con otra u otras ¿qué pinto yo? Toda reina debe saber hacer una reverencia y retirarse dignamente, esta es la mía, me retiro derrotada porque en la vida hay derrotas y quiero asumirlas. Te dejo ser feliz como tú quieras, con quién tú quieras, o sin nadie y sobretodo sin mí. Estar sin mí es tu deseo más evidente para mí, así que te libero de mis deseos de ser feliz contigo. Y si hay justicia en el mundo yo tendré lo mismo y sino, me tendré a mí, esta vez me tendré a mí y por eso no estaré sola.

    Si alguna vez me creí fuerte fue antes de ti, pero luego tú lo dijiste y tuve que serlo más y también lo fui. Lo soy. Aprendí que no te necesito para ser fuerte. Aquella madrugada recogí todo lo que admirabas; mi fortaleza, la intensidad con la que dijiste “te admiro muchísimo, no sé como puedes hacer todo lo que haces, me encanta eso de ti”. Barrí mi fuerza y lo que quedó de mí del suelo de tu casa, aquella noche qué hiciste añicos lo nuestro y me quedé esos pedazos barridos y guardados cuidadosamente. Me quedé mi fuerza y me quedé conmigo, he vuelto a componerlo y me está quedado muy bien. Sólo yo aprecio la diferencia, pero aún no he terminado del todo, confío en que cuando acabe no se notará...

      Espero que me falte menos para perdonarme todo lo que yo sola me creí y el daño que me dejé hacer, dejé que me dolieras porque parecía tan claro que tenías que ser tú que me siento profundamente avergonzada. Lo tenía muy claro porque él había muerto y eso te hacía importante, odio no haber sido más fuerte para no necesitar tu cariño en el peor momento de mi vida, no pude ser fuerte para evitar necesitarte y te cargué con ese deber y esa es mi cruz, poco me importa que sólo tenga sentido para mí. Necesito decirme esto en voz alta, no hace falta que me escuches, ya lo hiciste, ya te asusté con mis profundidades al decirte esto mismo. Nunca debí cargarte con el deber de que fueras tú quién me rescatara de la muerte de mi padre, de la tristeza... No debí cargarte con mi ilusión ni con mi expectativa, sólo puedo defenderme diciendo que tenía que salir bien porque yo quería y me equivoqué, no te pregunté, lo di por supuesto, di por supuesto que tú querías lo mismo... Me produce mucha vergüenza haberte cargado así, pero no tuve el valor suficiente para no necesitarte y no sabes como me lo reprocho, tanto que te guardé rencor todo el tiempo que pude, para no ver que fui yo y sólo yo... Me resultaba muy fácil tenerte del modo en que nos teníamos y eso tampoco es culpa tuya, no te sientas culpable por favor; ni mía, sólo fue mi elección cobarde para no entrar en el dolor que entraña una muerte. No fui valiente para elegir el dolor antes que a ti, no supe ni pude ser valiente para no luchar ferozmente por ser feliz contigo sólo porque tú estabas ahí, en ese circunstancial de tiempo y lugar. Me confundí con mis ganas de que alguien me quisiera por una vez en la vida y me ayudara con todo el peso que llevaba encima y sólo puedo decir en mi defensa que era -(y aún algo es)-mucho. Tenía muchas ganas de que fueras tú, me hubiera gustado mucho, pero a ti no. Y primero no supe verlo y cuando lo vi, no supe aceptarlo porque me dolía demasiado perderte. Me dolió más perderte con otra, pero me habría dolido perderte en cualquier caso... Al menos, aunque barriéndome del suelo y recomponiendo mis pedacitos, te perdí a ti, pero me gané a mí. Así que no te sientas culpable y sé muy feliz con ella o con las que puedas o quieras, yo voy a seguir esforzándome por no sentirme culpable, tampoco, de haberte necesitado tanto como lo hice.

Adiós mi pequeña cicatriz, tengo que decirte adiós otra vez y las que me hagan falta, no voy a presionarme más de lo que hago, ni por decirte adiós otra vez, ni por nada. Quiero que esta ya me baste pero no sé si fue tan duro el olvido como volverte a ver...

Está todo bien, no pasa nada por vivir estas noches como la de hoy. Desde Londres todo esto será una anécdota más en la intensidad de mis profundidades. Sé que miraré el tráfico y llegará mi autobús rojo y sonreiré, aunque llueva y todo esto será un recuerdo más.

***


Esta canción me ha hecho mucha compañía mientras escribía, he sentido cada palabra como propia porque eso fue lo que me pasó y es lo que ha pasado.



Ha pasado el tiempo 
no he dejado ni un momento de pensar; en los viejos sueños,
en las noches de conciertos, en un bar...

Ha pasado el tiempo y no sé por qué te cuento esto, será que se ha ido la inocencia que llevo conmigo...Si será el dolor, este amanecer que me ha helado el alma quiero despertar porque no puede ser verdad esta mala hora. Esta madrugada que parece nunca acabar esta noche de angustiosa calma.

Va pasando el tiempo bajo el cielo sin estrellas de Madrid
pero hoy no encuentro la ilusión que me quemaba dentro.

Nada más llegar a esta ciudad que nos devora
dime dónde estás que te quiero ver

y dejar pasar esta mala hora.


 Esta madrugada
que parece nunca acabar
esta noche de angustiosa calma
Quédate conmigo
hasta que la luz se haga
esta noche oscura de mi alma.

Esta madrugada
que parece nunca, nunca acabar
quédate conmigo
hasta que la luz se haga
esta madrugada.

 

0 comentarios:

Publicar un comentario