Hacía demasiado frío para pensar y no
lo pensé demasiado. Estábamos lejos pero muy cerca y se me cortaron
las manos enteras.
Fue hermoso, nadie lo podrá negar si
nos hubieran visto. Tú tenías una sonrisa y por eso me creaste una
que había borrado hacía mucho.
No quería subir al tren, si iba nada
sería lo mismo, estaba temblando, hacía demasiado tiempo pero a mi
niña interior le gustaban tus bromas y el nombre de tu mascota
estaba inventado para enamorarme -di la verdad.
Me quitaste el miedo cuando apareció sin ser invitado y
nos encontramos Miedo y yo en una estación de Metro. Miedo iba
vestido de tu ausencia accidental, temporal. “Mercè no va a venir seguro que era una
broma y ha querido hacerme venir aquí para reírse”. A mí que
hicieran dos grados me daba igual, no es excusa para el refugio. Cuando viste mi pánico al
descubierto me preguntaste qué clase de hombres había conocido y yo
no quise hablar de los fantasmas, pero con eso ya nos vinieron a ver
casi todos.
Y eras guapo y lo estabas y yo también de no saber qué ponerme o quitarme.
Había muchas luces y no era Navidad pero la que me brillaba en los
ojos era la más hermosa de todas. No entendía qué me decías pese
a que los extranjeros eran el resto, no tú, tú hablabas en mi
idioma pero nadie me había hablado tan claro y como dijo el genio:
“sigo pensando que nuestro mejor diálogo fue el de las miradas”.
Cenamos mariposas o me las comí yo todas, no me acuerdo. Me enamoré
por unas fresas con chocolate malo que no pude ni probar de la
emoción a las que culpé un tiempo.
¿Cómo se llama cuando alguien te
habla y sólo piensas en cuando va a besarte de una vez?
Y no te entendí nada por los nervios, aunque era brillante todo lo que decías, pero no como tus ojos al mirar los míos. Me temblaban las piernas y por eso intenté asustarte mucho pero decidiste sobrevivir al postre, nadie sobrevive a eso conmigo.
Y no te entendí nada por los nervios, aunque era brillante todo lo que decías, pero no como tus ojos al mirar los míos. Me temblaban las piernas y por eso intenté asustarte mucho pero decidiste sobrevivir al postre, nadie sobrevive a eso conmigo.
Me habría quedado allí toda la vida
de risas contigo. No te miento, no sabes cuánto hacía que no me reía con alguien. Lo habría hecho cuando no me tuviste
miedo y lo tuvimos los dos, creo. O yo lo tuve, no hablaré de ti.
Nos salió la cama de la cabeza porque no íbamos a ir y el
sentimiento se acomodó en el corazón y yo me lo merecía un poco
por jugar y creer que no. Que yo era inmune a ti y tú a mí.
Al despedirnos media “yo” se fue a
dormir contigo y la otra mitad se quedó despierta mientras
hablábamos a oscuras, tú en un sitio con desconocidos, yo en una
buhardilla pequeña como la de Harry Potter. Y morí de amor muchas
veces esa noche y todas. Me rendí a ello y pensé "¿por qué- por qué- por qué-
no te besé como si fuera el último beso de mi vida?". La mesa tenía
la culpa, estaba en medio y yo quería esconderme debajo porque tenías
que estar escuchando a mi cabeza gritando que me besaras, qué vergüenza más grande. Y tú
pensabas en el maletín de pulp fiction estoy segura de ello.
Y me pareció tan larga la noche sin ti
y sin poder verte que cuando te vi ya te quería para mí para un
rato muy largo de un tiempo de vida. Y sin dormir juntos estábamos
guapísimos de no dormir hablando dormidos y tenías de pronto unas
manos preciosas y un día por delante para los dos, unas horas que
nos pasaron tan cortas... O a mí. Para mí todo se quedó corto.
Tenía que asustarte para que te fueras
corriendo porque me moría de miedo, yo sólo quería hacerte el amor
en todas partes y sabes que lo habría hecho. Hablaré de mí y no
diré nada.
Y eras un maldito valiente y no te
asustaste de nada pero estabas muerto de miedo porque era mucho en
muy poco tiempo. Y nos abrimos los corazones antes que la ropa y no
saltaron los botones como balas de fogueo y tú no sabes nada, pero
te odié por ello con la misma intensidad que te quise por la misma
razón. No pasó nada de eso, pero abrirnos el corazón fue demasiado
y muy tierno. Nunca se lo había abierto tanto a nadie tan de repente
y tú no sé qué pensaste. Fue un suicidio emocional y te gustaba
verme jugando a ser una kamikhaze y me pedías “hazlo otra vez”
querías demostrarme que podías sobrellevarlo, pero no...
Habría paseado todos los pueblos del
Norte contigo pero eso no es normal y no me besaste y yo nunca te di
la mano porque no te la habría podido soltar llevando el corazón
abierto.
Cerramos el círculo y lo cuadramos en
una estación como todo fue al principio, pero no queríamos irnos a
Boston y a California y nos inventamos un destino en común que no
existía como nada de lo que digo. Me moría de calor y estaba
temblando de frío. ¿Cómo se llama cuando los abrigos no pintan nada y
estamos perdiendo el tiempo vestidos?
Y te fuiste llevándote el verano de
Invernalia. Fui muy valiente y me quedé de pie, como si no me
hubiera quedado suspendida en el aire expectante de que perdieras el vuelo. No podías irte
cuando te estabas yendo, no podía perderte, teníamos que salir del
inframundo y yo no te hubiera pedido que me miraras porque quería
confiar en ti y lo hice. “¡¿Quién es toda esta gente?! Quiero
que se vayan y besarnos ahora mismo. Los voy a matar a todos y saldré
en la prensa y bajaré corriendo de este tren, te perseguiré por
toda la estación y nos abrazaremos y nos besaremos. ¿¡QUÉ!? en
las películas pasa y yo quería estar igual de loca. Media yo se fue
tras de ti y te la llevaste. “Quédate aquí Arya, yo estaré allí
en casa no voy a quitarte esto, en verano...” y la mataste y aun la ven por ese
vagón de metro. Se quedó vagando y nos miró a los dos y nos llamó
imbéciles por no buscarnos cuando nos habíamos encontrado.
Habría dado mi sueldo de sonrisas y
lágrimas por dormir contigo como fuera y dónde fuera pero no lo
dije porque era un salto al vacío. Y te fuiste y ya me hablabas de
que toda esa gente sobraba para nuestro abrazo y es que no pintaban
ningún cuadro.
Te quise muy fuerte en un espacio muy
pequeño y en todas las cosas hermosas que veía pero la más bonita
de todas era hablar contigo. Me habría hipotecado por que me
enviaras a dormir una noche más. Si no sabes qué es Narnia no se
comprende que se cree tanto en tan poco tiempo y seguíamos con el
corazón abierto.
Te quise. Te quise. Te quise y te voy a
matar de hambre el ego no contando como dolía.
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