Se dice que el miedo puede ser
racional, es decir, desencadenado por un riesgo real (miedo a cruzar
la calle cuando vienen coches a gran velocidad) cuya función es la de preservar nuestra vida. Y el irracional, el cual
simplemente está ahí para responder ante una alarma porque nuestra
mente lo tiene registrado como una situación de riesgo, no hay
ningún peligro inmediato pero nuestros mecanismos de alerta se
activan, por ejemplo el miedo a hablar en público que no entraña
peligro para la vida pero para el que le asusta es una situación
peligrosa.
Por paradójico que pueda parecer, el
miedo o la mayor fobia de una mujer dependiente emocional es ser
abandonada, no ser amada nunca, pero ese miedo esconde también otro;
miedo a la intimidad real en pareja. Ese miedo existe porque en el
subconsciente ella no cree ser digna de amor puesto que ella no se
quiere y temerá siempre (con razón o sin) que el otro se dé cuenta
de que ella no merece que nadie la quiera y por ello se prostituirá
emocionalmente, esto es, hará absolutamente cualquier cosa por la
más mínima muestra de afecto.
Después con el tiempo y la
recuperación el miedo es a volver a sentir porque sentir va asociado
a sufrir pero eso es otro tema.
Esta patología (la dependencia
emocional) afecta en todos los ámbitos de la vida. Una prostitua
emocional tendrá no pocas amistades exigentes y manipuladoras
(similares a sus parejas) y también se prostituirá emocionalmente
en el terreno laboral, hará lo que sea necesario por ser aceptada,
no sea que nadie la quiera... En la otra cara de la moneda, a medida
que se recupere, esto irá dejando de suceder.
Esta forma de vida puede costar la
salud; ansiedad, no poder comer, no poder dormir, taquicardias pero
cuando una es jóven e intrépida se carga todo a la espalda y no
piensa en miedos ni en prostituciones o dependencias emocionales.
Esta Nochevieja me “ofrecieron”
trabajar diciéndome que tenía casi 6 días de vacaciones en
Navidad... Y claro mi miedo irracional detectó una alarma y se
activó y no me di cuenta y acepté y consentí. Hasta que no he
pasado por ello no he entendido como otra vez he vuelto a caer en lo
mismo.
Desde ese día me olvidé de mí y de
como sería esa Nochevieja porque debía proteger a mi familia así
que pedí al Universo con todas mis fuerzas que ellas pasaran esa noche lo mejor posible, cada día pedía por ellas, sólo quería que
estuvieran bien. Muy típico también en una mujer dependiente
emocional, cuanto más insano es el estado en que se halla más se
ocupa de los demás (especialmente su pareja) y menos de sí.
Pero al volver a Inglaterra me dí
cuenta, me había olvidado de mí y la verdad es que estaba muy
triste y muerta de miedo aunque quede ñoño. Tenía miedo de lo mal
que pudiera sentirme porque ya estaba bastante mal, tenía miedo de
no soportarlo. Yo no quería esa situación pero la había aceptado
porque era lo mejor para mantener las cosas bien. No me tuve en
cuenta. Se aprovecharon de mí, de mi inocencia y de que yo creía
que era normal lo que me pedían (igualito que con los hombres,
escalofriante parecido pero tan culpable es el que pisa, como la que
se deja pisar). Lloré todo el trayecto de vuelta, no encontraba paz
en nada. Debí pedir al menos un poquito estar bien yo...
Estaba sola en una casa ajena, en otro
país, sin nadie, sin uvas, sin cena especial, con un jersey gigante
con bolitas y leotardos... Dije que sí porque temía que no fueran a
quererme. Ellos eran maravillosos y lo que me ofrecían era lo mejor
del mundo. (Igualito que con los hombres).
Nunca he pedido nada en pareja es algo
que no sé como se hace ni tampoco tengo ganas de aprender. No tengo
ningunas ganas de volver a estar fatal como antes y lo de estar bien
con alguien es algo que solo puedo imaginar gracias al cine y las
novelas. Un día aprendí que pedir era un adiós y ya no pedí nunca
más. Desde que estoy mejor no he vuelto a enamorarme y vivo en calma
en mi zona de seguridad de no sentir por nadie.
Como no sé como se hace eso de pedir
siempre pienso que hacerlo es exponerse al rechazo entonces no pido.
Sabía que era así en pareja cuando fui dependiente ¿pero en el
trabajo?
Creía que lo tenía mucho más
superado, que no caería en esos viejos patrones de conducta otra
vez.
Desde entonces me he sentido bastante
mal. Está siendo muy duro. No tenía a nadie con quien hablar hasta
ayer, he estado absolutamente sola. Me siento mal conmigo misma por
haberme dejado herir otra vez, con lo que ya sabía, decepcionada
conmigo misma, triste y me pregunto muchas cosas pero la que más
resuena es ¿qué hago aquí?
0 comentarios:
Publicar un comentario