Sin lugar a dudas el 2013 ha sido mucho
mejor que el 2012 y me siento muy agradecida por ello. “Lo que me
pasa es siempre lo mejor que me puede pasar”.
Empecé el año tratando de
desengancharme de alguien, más bien, de desintoxicarme e
independizarme emocionalmente. Creía que ya había aprendido a no
prostituirme emocionalmente y creía también que ya no sentiría
dependencia por nadie pero la vida me mandó directa a la
recuperación, aunque me dijo que cada vez suspendo menos mal y que
pronto aprobaré... Pasé ese examen con nombre y apellidos pero sabe
dios lo que me costó. Hoy siento una profunda compasión por lo que
fuimos el uno para el otro, hoy lo entiendo todo. Pero las prácticas me siguen fallando en los temas del corazón.
Continué el año cargando con la
promesa que le hice a mi padre de terminar la carrera, con el peso de
la presión de mi madre y de todos los que no entendieron lo que es
perder a un padre como el que tuve y trataron de hundirme a golpe de
adverbios temporales como ¿“aun” no has terminado? o “¿todavía”
te quedan tres? Y “ya” hace tres años, deberías tenerlo
superado. Estoy profundamente agradecida a esas personas que la Vida
puso en mi camino para que me viniera abajo, sólo me hicieron
todavía más fuerte porque se ve que aun no sabía lo fuerte que
soy.
Enfermé del estómago por tragar tanta
ansiedad, rabia y dolor, pero desde entonces las enfermedades para mí sólo son avisos de
nuestro cuerpo para que le hagamos caso y paremos porque algo estamos
haciendo mal.
Así cursé el primer nivel de reiki y
más tarde el segundo y las terapias alternativas me sanaron. Esto ha
sido lo mejor de 2012 para mí. Acercarme a ese mundo y participar de
él.
En junio me rompí cansada de pelear
con todo y que todo me saliera mal académicamente. Luchar para
perder siempre pudo conmigo y tiré la toalla. Juré intentarlo una
última vez o dejarlo para siempre porque estaba harta de mi carrera
y sus sinsabores.
Fui bendecida con un buen trabajo en
verano cuyo precio fue no ver apenas el mar que amo ni a mis
amistades. Pero terminé la carrera que estaba terminando conmigo.
Terminé la carrera y como ya auguré no me alegré por ello, sólo
me siento menos cargada, ya no debo nada a mi familia. Ellos tienen
mi título y yo mi libertad, a todas luces he salido ganando.
Pude ver a mi mejor amiga dando el “sí
quiero”. Ese día fue muy especial, entendí muchas cosas sobre mi gran amor, el amor
de mi vida sin dudas, -pero soy joven, habrá más, a fuerza de
repetirlo me lo acabaré creyendo-. Le vi, me vi y perdoné, aunque
aun me quedan algunos flecos que no me he perdonado a mí misma.
Cuando nos vi no me quedó más remedio que perdonar porque no existe
mayor acto de amor y así le dije adiós y solté el cordel con el
que sujetaba nuestro Universo y todos nuestros años. Solté nuestro
Universo el que yo guardaba que era un globo en forma de corazón con todas las cosas buenas y malas que habíamos vivido juntos, ¡cuántas cosas había dentro!
Solté el globo y se fue muy lejos en el cielo hasta que desapareció
de mi vista. Lloré en un avión, no sé a cuantos kilómetros de
altura. Ya de pequeña no soportaba que mis globos se fueran volando.
Papá no iba a comprarme otro porque estaba en el cielo, yo solté el
globo con nuestro Universo para que se fuera al cielo donde debí enviarlo hace mucho. Nunca había
soltado nada adrede. Sigue sin gustarme soltar pero tuve que hacerlo,
ya soy mayor para globos en forma de corazón ni para crear universos paralelos con quien no me quiere y aun dudamos si lo hizo alguna vez.
Siento mucha más aceptación por la muerte de mi padre desde este año.
Y me fui a vivir a Inglaterra en el
penúltimo mes del año. La vida me ha puesto delante nuevos retos,
personas y experiencias que creí que nunca volvería a sentir y
otras que pensé que nunca sentiría. Ocurrió la magia cuando salí
de la zona de confort de mi tierra.
He conocido personas maravillosas que me han llenado el corazón. Sé que todas estan ahí por algo, que unas se llevarán cosas, otras me las dejarán pero todas me enseñarán algo, eso lo tengo claro.
Despido el año llevando dos días con
el corazón muy triste y sin entender muy bien por qué lo despido
así, en este país y lejos de los míos. ¿Por qué acepté tal
cosa?
Pero ya he escrito que pienso que lo que me pasa es lo
mejor que me puede pasar así que ya vendrán más nocheviejas,
espero que mejores que esta que me deja tanto frío y un sabor tan
amargo.
Dicen que cerca del final es donde todo
empieza.
He recopilado para vosotrxs las entradas del blog de
este año que más visitas han recibido. Muchas gracias a todxs por
leerme y por seguir ahí o haber llegado justo ahora. A todxs vosotros: luz, paz y amor y os
deseo una mejor Nochevieja que la mía.
escribir evita úlceras
hoy hace 3 años
eres más guapa de lo que crees