Observo como un narrador omnisciente y
escucho cosas como: “la clave está en colocarle las camisas en el
orden que quieras que se las ponga porque él siempre va a coger la
primera del montón”. “Este año ha sido muy difícil para los
dos como pareja, me ha dejado tres veces... Pero ahora nos hemos ido
a vivir juntos y todo va bien”.“Él me necesita, no tiene madre y
por eso me tiene tan celosa”.
De entre lo más sórdido destaca sin
duda, que aún en el siglo XXI, en este año 2013, escucho decir a
chicas en la veintena cosas como; “si me hubiera quedado embarazada
el mes pasado él no me habría dejado” y frases como “si él me
deja me muero, no saldré adelante”. No cejo en mi afán de
observar y escuchar, veo el triunfo machista, el triunfo del
patriarcado. Veo que estas mujeres que escucho, porque también me
enseñan muchas cosas y me recuerdan quien he sido toda mi vida hasta
hace dos años, son felices -o al menos creen serlo y yo debo
respetar eso, pero no me gusta nada-. Sé que son felices así.
Llaman libertad a postergar el quedarse embarazadas y parir a
los hijos de sus parejas en vez de a los 24 a los 26. Se vanaglorian
del poder que ostentan en la pareja frenando a sus hombres en el afán
de hacerlas concebir lo antes posible. Cuando se forma una pareja
así: él necesita un hijo para sentirse más hombre, ella necesita
un hijo para estar cada vez menos ocupada de sí misma -(mi humilde
opinión).
Recibiendo esta (dolorosa) información
externa pienso en las enseñanzas de Mikao Usui y en lo que tantas
veces me repite mi Sensei de reiki: “sólo por hoy no me enfado”.
Pienso en lo que me dicen las mujeres
que me rodean y creo que estoy más cerca cada día de haber
conseguido no juzgar -o yo me siento menos juzgadora para con ellas-,
pero aun me queda un largo camino por recorrer, aun debo -o pretendo-
sentir más aceptación por la opción de vida de cada mujer en
singular. Ya sé que toda mujer que ama demasiado se relaciona
siempre con mujeres que aman demasiado, es algo inconsciente como la
elección de sus parejas... Lo importante es tornar consciente esa
elección.
Cuando las escucho en realidad no me
enfado con ellas, me enfado conmigo misma porque aun no he conseguido
perdonarme. Debo perdonarme por haberme creído una princesa Disney
más. Una princesa Disney de las de antes, de las que eran capaces de
morir para resucitar con un beso. Quiero seguir luchando para ser
como Mérida la primera de la que espero sea la nueva generación de
princesas Disney, esos son los cuentos que quiero contar a mis hijas
-de todos modos gracias a Mulan por abrir la veda y salir a pelear
ahí fuera sin esperar a ser rescatada-.
Debo perdonarme por haberme creído
encontrar al Príncipe y haber repetido este error no una, sino
cuatro veces. Debo perdonarme por haberme creído que mi hito de vida
y mi misión en el Universo era ser la novia/esposa de y formar una
familia. ¡Qué felicidad habría creído alcanzar! Convivir en
pareja era un sueño para mí que nunca logré, soñaba con convivir
con cualquier pareja. Mi yo inconciente pensaba: “él me quiere y
yo quiero que quien sea me quiera” -esa era yo-. “Tan poco me
quiero que si él -(quien sea)- me considera una pareja digna yo lo
daré todo por serlo para él”. Desde luego también pensaba de
igual forma inconsciente: “si él me deja yo habré fracasado, no
habré conseguido que alguien me quiera, no habré logrado mi misión
en el mundo”. “Cualquier mujer que consigue conservar una pareja
es mejor que yo, ninguno se queda para siempre conmigo porque no soy
lo bastante: (escriba aquí cualquier adjetivo)”...
Las comprendo muy bien a todas, yo
habría sido feliz tan sólo cuatro años atrás; yéndome a convivir
en pareja a cualquier piso, choza o cabaña en un árbol. Durmiendo
siempre acompañada, desnuda y abrazada al presunto amor de mi vida,
haciendo el amor en cada habitación para estrenar nuestro nido
conyugal, eligiendo las camisas que le he planchado para ir al
trabajo y peleando con uñas y dientes por una relación que me
destruía no ya como mujer sino como ser humano. A fin de cuentas, he
sido una mujer que ama demasiado mentiría si no me reconociera en
todo eso. Por desgracia y con tristeza, puedo decir lo feliz que me
hacía planchar, cocinar, coser, lavar y ser sobre todo la terapeuta
de mis novios. Recuerdo con humillación que una de las cosas que más
feliz me hacía era cuidarles cuando estaban enfermos... Me hacía
sentir útil y querida que contaran conmigo para algo tan estúpido
como una gripe, yo creía que eso era amor, ese era el amor que yo
había aprendido y que por supuesto puede ser desaprendido. Por
suerte, tomé conciencia de todo esto y ya nunca más será así, o
no al menos en tal grado pues estas cosas llevan su tiempo...
Conozco la -(falsa)- sensación de
poder y valía que me otorgaban tales cometidos parejiles.
Conozco la frustración y el dolor de no poder seguir en ese rol de
la perfecta santa-madre-esposa, nada menos que en mi rol en el mundo.
Sé lo duro que es querer estar con alguien a pesar de los
cuernos, a pesar de la violencia verbal, a pesar de destruirme
para hacerme a su gusto y lo pulverizado que se queda el corazón
cuando aun haciendo todo eso, aun convirtiéndote en todo lo que él
pide; resulta que no, que te sigue poniendo los cuernos. Resulta que
no, que se va con la otra. Entonces te sale un Game Over en la
pantalla y sientes que con el próximo irá bien y todo el mundo te
dirá que eras una novia maravillosa, que sólo ha sido mala
suerte...
Ahora que no me enfado tanto pero aun
me falta una gran dosis de aceptación del derecho de todo individuo
(especialmente mujer) a destruir su propia vida cómo y con quién le
plazca. Ahora escucho, observo y me conozco más. Me reconozco en las
conductas femeninas que observo en mi entorno y en las consignas que
gustan tanto repetirse para retroalimentarse entre ellas, consignas
lapidarias como: “he aprendido que en pareja hay que aguantar
porque sino lo pierdes”. Consignas que ahora que yo estoy mejor me
repiten para que vuelva a ese estado: “¿a qué esperas para tener
un novio? Si te acostumbras porque estás bien así ya te quedarás
así siempre, tenemos una edad...”
Lo reconozco todo porque he sido así,
soy feliz de no ser así ya. Reitero que mi antiguo enfado hacia las
mujeres que he descrito es sólo contra mí. Quiero aceptar que sois
felices así, lo seguiré intentando...
Sé que de un blog nadie aprende nada
porque todo nos lo enseña la Vida si debe hacerlo, pero sólo quiero
que quede escrito esto; no sabéis lo que duele, no sabéis la
vergüenza ni el dolor que se siente cuando se toma verdadera
conciencia y se hace un trabajo de introspección profundo y observas
y aprendes que se siente el amor así cuando nunca te has
querido porque crees en el fondo, aunque no se lo digas a nadie, que
no eres digna de amor. No os imagináis la vergüenza ni el dolor
que se siente cuando todos tus esfuerzos radican en no ser abandonada
y en estar con quien sea para demostrarte a ti misma que sí, que
quien sea te quiere, pero no. Nunca te sentirás querida, siempre
elegirás inconscientemente hombres que no te quieran...
Cuando asumes que nunca te has mirado
ni ocupado de ti porque estabas demasiado preocupada y ocupada por el
hecho de encontrar pareja empiezas a construir tu libertad (mi
opinión). Cuando caes en la cuenta de que todos los años que has
sufrido para lograr el amor de un hombre los has perdido y no vuelven
más, el dolor es infinito y por eso prefería enfadarme, porque no
sabéis lo humillante y doloroso que ha sido y que en menor medida
está siendo.
Quiero decirlo sin pena, pero hoy no
puedo porque a veces me siento muy sola en este camino, pero me sigue valiendo la pena; en el año 2013 una mujer puede llevar una vida muy distinta a
la de nuestras tatarabuelas si lo desea.
La vida es corta, el mundo es ancho y
grande y hay siete continentes en él que me gustaría visitar -si
puedo-, antes de morir, sólo me arrepiento de los años que he
desperdiciado esperando a que cualquier hombre que se cruzara en mi
camino me quisiera en lugar de vivir mi propia vida. No deseo que
ninguna tenga que pasar nunca por esta desagradable sensación.
Mi libertad me hace feliz, os invito a
probarla si queréis.