Dejar de preocuparse y ocuparse
Degustando un delicioso helado de
chocolate en Can Joan de s'aigo -lugar emblemático de Palma- he
pensado en algunas cosas. Del exquisito sabor del helado mi mente ha
ido al sinsabor de una idea que debo aceptar. Creo tan importante
dejar de preocuparme como de ocuparme, máxime cuando debería
ocuparme, sino más al menos mejor, de mí misma.
¿Por qué me preocupo y ocupo?
Como presidenta y confesa ex-mujer que
ama demasiado -(me estoy rehabilitando y creo que voy bien)- me resulta
más fácil que respirar ocuparme de otros antes que de mí,
especialmente hombres. Los hombres en apuros, esa es mi especialidad,
cuantos más apuros más me atraen porque soy rescatadora experta aunque no me llame Bianca ni viva en Cangurolandia.
Necesito un hombre que me necesite, o mejor dicho lo necesitaba,
hasta que hace casi un año emprendí otro camino del cual os hablo
y os escribo largas parrafadas.
Esto es muy lógico; todo el tiempo que
invierto en los problemas ajenos, lo resto de los propios y si a los
propios no queda tiempo, mejor que mejor.
Me declaro culpable de “cuéntaselo a
la tía Julieta, ella lo solucionará todo”. Sé que puede parecer
bonito y altruista, yo lo pensaba y lo sentía, hoy me he dado cuenta
de que lo que soy es bastante cobarde. Eso es, escondo la cabeza cuál avestruz en
solucionar vidas y problemas ajenos para no mirar hacia los míos, yo
que me tengo por sabia aprendiz de psicóloga experta he visto hoy,
por todo en conjunto y nada en particular, mi absoluta falta de
destreza en manejar mis asuntos.
Como a todo el mundo me preocupan
bastantes cosas. Ahora mismo en mi top 5 destaco dos de la lista: una
amiga y un hombre(¿amigo?)... -¿Veis mi carrera en esta lista? Porque yo no...
Y debería estarlo.
Mi amiga.
Mi amiga es una mujer que ama demasiado
y ella no lo sabe. No lee mi blog desde hace un tiempo porque no
puede, dice que no acepta ver que su hombre es como un hombre sobre
los que yo escribo, que si él encaja en esos perfiles el mundo
tendrá razón en que lo suyo no va a ninguna parte y mi romántica
amiga cree en lo único de su historia y en lo especial de la misma.
Si sólo ella entiende su historia y le da sentido entonces son los
demás los equivocados y su amor es, si cabe, aún mas grande. Toda
mujer que ama demasiado pasa por eso en todas sus relaciones...
Ella es maravillosa y muy inteligente;
habla cuatro idiomas y tiene dos carreras, entre sus otras muchísimas cualidades. Antes de amar demasiado
era una hippy urbana de una energía vital contagiosa, le gustaba
tocar la guitarra y decorar su casa con hermosos colores y frases que
me invitaban a la reflexión. Hemos pasado por muchas cosas juntas,
es una amiga de la infancia. Al menos yo he sentido muchas cosas con ella; la
cercanía y la distancia entre ambas, la amistad y la enemistad, el
enfado y la reconciliación. Con ella empecé a perdonar y eso es
algo que no se olvida. Nunca había perdonado a nadie hasta hace casi
un año, cuando decidí dejar de torturarla con mi ignorancia y la
perdoné.
Estoy preocupada por ella desde
hace unos 4 años y muy preocupada desde hace casi uno y no sé si ahora la situación reviste mayor
gravedad o yo estoy más cansada o tal vez todo a la vez. Por ella he
llorado, he sufrido, me he indignado... Me resulta muy irritante ver
el daño que se inflige a sí misma, antes me daba pena y me causaba
tristeza, ahora me rebelo, me exhalto, me enfado... Y debo aprender a
callarme cuando eso me pasa y ya no le digo lo que pienso, dudando si
está bien o mal no decirle por infinita vez lo que pienso y lo que
debe hacer cuando ella me pregunta.
Cuando ella está así es
mi reflejo de hace unos años atrás. Es un reflejo de mí que no
quiero volver a ver y que el espejo me escupe algunas veces. Pero
ella no tiene la culpa y yo debo aceptar eso, no ha recorrido mi
camino ni tiene por qué hacerlo. ¿Quién soy yo para decirle que
por ahí no es? Es cierto que soy su amiga y que yo veo el precipicio
que se abre a sus pies, pero a veces no es sólo que haya que caer es
que hay que saltar y precipitarse al abismo y una vez en el fondo más
hondo, en la fosa de las marianas de cada uno, subir y volver... Yo
sé que ella tiene luz propia para ver allí abajo al fondo de todo,
allí está muy oscuro ¿pero ella lo sabe? ¿me corresponde
decírselo o debo ponerme un bonito bozal? No, no debo decir nada, en
la fosa de las marianas no hay cobertura, quién haya estado lo
sabe, válgame la expresión no haber cobertura como sinónimo de no querer escuchar... Aún así a la manipuladora o ayudadora (para mí en este
caso son sinónimos) que llevo dentro se le resiste la idea de que
ella no tiene por qué dejar de amar demasiado si no le place. No
tiene por qué iniciar ningún camino que yo le muestre... Ella me
pide ayuda pero yo sé que eso no lo hace de verdad. Quién tiene un
problema y pide ayuda, en primer lugar, la toma muy fuerte con las dos
manos y en segundo lugar, también la busca por sí mismo. Tenía
razón todo el mundo: lo admito. A mí orgullo y a mí nos cuesta
mucho pero lo admito, el primer paso debe darlo uno mismo o en este
caso ella misma.
Mañana continuaré con el hombre (¿amigo?).
4 comentarios:
Quizá esa amiga te sigue más de lo que crees. Quizá todo lo que sientes ahora inútil o inoportuno le sirve, en el abismo, para mirar hacia arriba. Lo demás llegará, todo pasa. Lo importante al final es tener a alguien que se preocupe (no sé si hasta el punto de anteponerte a ti), te acompañe en el camino equivocado una y otra vez y a la vez intente alejarte de las zarzas. Esto si es especial y no la búsqueda de medias naranjas. Y ten por seguro que, desde lo más pronfundo del oceáno, ella lo sabe, se siente afortunada (a veces no merecedora de tanta generosidad) y espera aprender a razonar, escuchar, apoyar, escribir, combinar! y amar como lo haces tú. Eres única.
Querida educador@s en crisis: gracias por estas reconfortantes palabras de aliento que no esperaba en absoluto y que han sido una grata sorpresa. Mi amiga merece generosidad, toda la del mundo y estoy aprendiendo que yo también debo ser generosa conmigo misma así que proseguiré con el funambulismo, tratando de no pendular de un extremo a otro como mal solía hacer antes, buscando el equilibrio entre incidir, estar y presionar demasiado y no desocuparme de mí. Nadie tiene que aprender a razonar, escuchar, apoyar, escribir, combinar y aún menos amar como yo (no podemos colapsar los manicomios jajaja) yo no soy ejemplo de nada, sólo una atrevida que escribe un blog. Aún así gracias por tus halagos que me han hecho sonreir.
Encantada de cruzarme contigo :)
Gracias Lorena Andrea y yo encantada de que te encante :-)
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