martes, 31 de diciembre de 2013

2013

Cerrar etapas siempre me ha resultado duro en todos los ámbitos de la vida.

Sin lugar a dudas el 2013 ha sido mucho mejor que el 2012 y me siento muy agradecida por ello. “Lo que me pasa es siempre lo mejor que me puede pasar”.

Empecé el año tratando de desengancharme de alguien, más bien, de desintoxicarme e independizarme emocionalmente. Creía que ya había aprendido a no prostituirme emocionalmente y creía también que ya no sentiría dependencia por nadie pero la vida me mandó directa a la recuperación, aunque me dijo que cada vez suspendo menos mal y que pronto aprobaré... Pasé ese examen con nombre y apellidos pero sabe dios lo que me costó. Hoy siento una profunda compasión por lo que fuimos el uno para el otro, hoy lo entiendo todo. Pero las prácticas me siguen fallando en los temas del corazón.

Continué el año cargando con la promesa que le hice a mi padre de terminar la carrera, con el peso de la presión de mi madre y de todos los que no entendieron lo que es perder a un padre como el que tuve y trataron de hundirme a golpe de adverbios temporales como ¿“aun” no has terminado? o “¿todavía” te quedan tres? Y “ya” hace tres años, deberías tenerlo superado. Estoy profundamente agradecida a esas personas que la Vida puso en mi camino para que me viniera abajo, sólo me hicieron todavía más fuerte porque se ve que aun no sabía lo fuerte que soy.

Enfermé del estómago por tragar tanta ansiedad, rabia y dolor, pero desde entonces las enfermedades para mí sólo son avisos de nuestro cuerpo para que le hagamos caso y paremos porque algo estamos haciendo mal.

Así cursé el primer nivel de reiki y más tarde el segundo y las terapias alternativas me sanaron. Esto ha sido lo mejor de 2012 para mí. Acercarme a ese mundo y participar de él.

En junio me rompí cansada de pelear con todo y que todo me saliera mal académicamente. Luchar para perder siempre pudo conmigo y tiré la toalla. Juré intentarlo una última vez o dejarlo para siempre porque estaba harta de mi carrera y sus sinsabores.

Fui bendecida con un buen trabajo en verano cuyo precio fue no ver apenas el mar que amo ni a mis amistades. Pero terminé la carrera que estaba terminando conmigo. Terminé la carrera y como ya auguré no me alegré por ello, sólo me siento menos cargada, ya no debo nada a mi familia. Ellos tienen mi título y yo mi libertad, a todas luces he salido ganando.

Pude ver a mi mejor amiga dando el “sí quiero”. Ese día fue muy especial, entendí muchas cosas sobre mi gran amor, el amor de mi vida sin dudas, -pero soy joven, habrá más, a fuerza de repetirlo me lo acabaré creyendo-. Le vi, me vi y perdoné, aunque aun me quedan algunos flecos que no me he perdonado a mí misma. Cuando nos vi no me quedó más remedio que perdonar porque no existe mayor acto de amor y así le dije adiós y solté el cordel con el que sujetaba nuestro Universo y todos nuestros años. Solté nuestro Universo el que yo guardaba que era un globo en forma de corazón con todas las cosas buenas y malas que habíamos vivido juntos, ¡cuántas cosas había dentro! Solté el globo y se fue muy lejos en el cielo hasta que desapareció de mi vista. Lloré en un avión, no sé a cuantos kilómetros de altura. Ya de pequeña no soportaba que mis globos se fueran volando. Papá no iba a comprarme otro porque estaba en el cielo, yo solté el globo con nuestro Universo para que se fuera al cielo donde debí enviarlo hace mucho. Nunca había soltado nada adrede. Sigue sin gustarme soltar pero tuve que hacerlo, ya soy mayor para globos en forma de corazón ni para crear universos paralelos con quien no me quiere y aun dudamos si lo hizo alguna vez.

Siento mucha más aceptación por la muerte de mi padre desde este año.

Y me fui a vivir a Inglaterra en el penúltimo mes del año. La vida me ha puesto delante nuevos retos, personas y experiencias que creí que nunca volvería a sentir y otras que pensé que nunca sentiría. Ocurrió la magia cuando salí de la zona de confort de mi tierra.

He conocido personas maravillosas que me han llenado el corazón. Sé que todas estan ahí por algo, que unas se llevarán cosas, otras me las dejarán pero todas me enseñarán algo, eso lo tengo claro.

Despido el año llevando dos días con el corazón muy triste y sin entender muy bien por qué lo despido así, en este país y lejos de los míos. ¿Por qué acepté tal cosa?
Pero ya he escrito que pienso que lo que me pasa es lo mejor que me puede pasar así que ya vendrán más nocheviejas, espero que mejores que esta que me deja tanto frío y un sabor tan amargo.

Dicen que cerca del final es donde todo empieza.

He recopilado para vosotrxs las entradas del blog de este año que más visitas han recibido. Muchas gracias a todxs por leerme y por seguir ahí o haber llegado justo ahora. A todxs vosotros: luz, paz y amor y os deseo una mejor Nochevieja que la mía.



nueve semanas y media
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