...No se liberan en dos meses.
En primer lugar pido perdón por si
alguien tiene o sigue un blog serio y/o respetable sobre crítica
literaria, yo voy a hacer una modesta contribución -por llamarlo algo- en mi peculiar o
raro estilo.
Dejando al margen que la trilogía me
ha gustado y que la sexualidad de Grey es como para pedírsela
por favor a los Reyes Magos para que al menos algún hombre con el
que nos crucemos la tenga, daré mi opinión.
Antes de entrar en materia, mucha gente
me ha dicho, y se dice y se comenta en la red, que es literatutra
basura y/o porno para mamis. Yo nunca había leído novela erótica
así que por ese motivo alomejor el libro me ha gustado.
Evidentemente no tiene la calidad literaria de “El
Quijote” “ese libro del que todo el mundo o casi todo
el mundo habla alguna vez en su vida y que casi nadie ha leído”
-como decía mi antiguo profesor de gríego del instituto-. Pero aunque
no sea literatura de calidad, tiene el típico “algo” que
engancha y eso junto con una buena promoción crean un best seller
(súper ventas para los que estudiamos con la LOGSE).
Desde el punto de vista de la
temática de este blog, a saber; “sufrir por amor”, “cómo
dejar de sufrir por amor”, “autoestima” y sobretodo “las
mujeres que aman demasiado” diré que el mensaje que nos vende
el libro son los padres. Cuando me refiero al mensaje, hago
alusión al archi-comentado mito que me esfuerzo por desmontar en
cada post: “el amor de una buena mujer puede cambiar a un
hombre”. Para mí ese es el mensaje que se publicita expresa y
tácitamente en la trilogía de E.L. James.
Como ya he escrito en
otras ocasiones, especialmente a las mujeres, se nos inculca por
todas partes; música, cine , literatura... La subliminal idea de dar
amor a otros sin pedir nada a cambio, la subliminal idea, muy de los
cincuenta y más de moda en los ochenta de que “el chico malo”
conflictivo y/o problemático cambiará gracias al amor incondicional
y la infinita paciencia de una buena mujer. Para muestra un botón:
El ideal Disney de La Bella y la Bestia. Maravilloso el ideal y un
gran filón creativo para el cine y la literatura, de hecho la señora
James ha publicado un best seller, pero como ya sabemos; bastante
doloroso en la vida real... Si tenemos una sola vida de una media de
ochenta años y dedicamos 20 a cambiar a un hombre, creo que no me
salen las cuentas...
Resulta que el atormentado y
traumatizado Grey ha probado todo tipo de terapias; conductista,
sistémica, psicoanálisis, humanista... Muy interesante porque no sé si lo he
dicho ya, pero la mayoría de “mujeres que aman demasiado” están
de acuerdo en que su pareja requiere de una psicoterapia por motivos
varios. En el pódium; depresión, alcoholismo, drogadicción... Son
los males comunes de las parejas de las mujeres que aman demasiado.
El señor Grey ha hecho todo tipo de terapias y todas han fallado, lo
único que le ha ido bien de verdad ha sido...redobles ... TATA TACHÁN
TACHÁN... ¡el amor de Anastasia!
La que quiera engañarse que se engañe,
yo me he engañado muchas veces y he repetido con gusto y alevosía,
y me considero muy romántica pero el amor no es el mejor de los
psicólogos ni de los psiquiatras, que no os vendan esa moto. En este sentido, es absolutamente
ingenuo creer, por seguir con el libro, que en cuestión de dos meses
un hombre con los traumas psicológicos y carencias internas de Grey
vaya un buen día de repente a convertir, lo que podría haber sido
sin duda la sumisa número 16 en la mujer de su vida, su amor, su más
, su esposa y la madre de sus hijos... Resulta que las otras 15 eran
iguales que Anastasia, estética y físicamente. “Me gusta pegar y
someter a chicas menudas, morenas y de ojos claros porque me
recuerdan a la puta adicta al crack”- le dice Grey a Anastasia
haciendo una clara alusión a su madre y al por qué de sus
preferencias sexuales de dominación. Entonces, ¿qué hace diferente
a Anastasia de las otras quince? ¿El amor? ¿Que se ha enamorado y
nunca le había pasado? Vamos chicas, que no os engañen. Toda mujer
que ama demasiado se cree que con ella la relación será diferente,
se cree eso de “con las otras tuvo mala suerte, no supieron
llevarle”. Pero
es que a las personas no se las lleva porque no son un coche. Si un
hombre es cualquier perfil tipo, o similar a: cachorro abandonado, Don
Juan, novio Ikea... NO
VA A CAMBIAR,
ni con tu gran amor ni con los veinte o treinta que tenga en toda su
vida. Nadie cambia por nadie, la gente cambia por sí misma y a veces
para cambiar por y para uno mismo necesitamos ayuda (profesional),
todos somos reticentes al cambio... Todos.
Amén
de la pasión literaria que se tienen Grey y Anastasia, su relación
llevada a la realidad es una montaña rusa altamente destructiva.
Bajo mi punto de vista crítico y echando mano del recurso de E.L.
James diré que la psicóloga que llevo dentro opina, dicho
burdamente, que ninguno de los dos está bien de la cabeza. Él por
lo menos se trata y a ella no le vendría nada mal... Una relación
entre dos personas así sólo sale bien en las novelas y en el cine,
de nada.
Ya
sé que la historia es una novela y por tanto irreal, pero la critico
como si lo fuera [real] porque el concepto de él
cambiará por ti,
sí es muy real y mucha gente (sobretodo mujeres) lo cree.
Por
un lado, merece unas líneas su ruptura de limón, reconciliación de
naranja. Típico: todo son risas y panderetas con tu novio hasta que
te pega con un cinturón mientras tú vas contando en voz alta y te
vas de su casa cabreada y lo dejas, luego él te regala dos docenas
de rosas blancas y aquí no ha pasado nada.
En
la vida real esto no pasa, me refiero a que si un hombre te pega aunque te pida perdón
y te regale rosas lo volverá a hacer, no será algo anecdótico que
ocurra una sola vez, ya sé que es una novela, pero quería dejarlo
claro.
Por
otra parte creo que gran parte del erotismo que se desprende de la
misma es, -(a parte de por lo sexual, poderoso, rico y la fastuosidad
de la vida de Grey)- debido a que; -(dejando el BDSM de postal que
practican a un lado)-, muchas cosas de la vida sexual del matrimonio
Grey son practicables en casa. Es decir, Grey es un hombre creado por
una mujer y por lo tanto, sabe bien como tratar a una mujer en la
cama y fuera de ella para hacerla sentirse sexy y deseada, creo que
eso es gran parte del erotismo (perdón por repetir la palabra) que
se desprende de la trilogía. He hecho alusión al BDSM de postal que
practican porque realmente el sado no es tan “bonito”. Vivimos en
la era de internet, os invito a investigar sobre ello...
Para
mí que no me tengo por monja hay al menos dos momentos coitales surrealistas en el libro a los que no
quiero dejar de hacer una mención especial. Primero; el momento
coito en un párking público post-persecución automovilística a
gran velocidad dónde han estado a punto de ser asesinados y el
segundo; practicar sado atada a una cruz de madera y ser fustigada
estando embarazada. -¿Es que nadie piensa en los niños?- Cosas muy
normales, muy de a pié y que por supuesto ha hecho todo el mundo,
-estoy siendo sarcástica-. Creo que aquí le pasó a la Sra. James
lo que les pasará estas navidades a los vendedores del iPhone 5;
“se le fue de las manos”.
Para
terminar, supongo que este post va a ser de lo más impopular por lo
de extrapolar una relación novelesca ficticia a una real, pero no
quería dejar de hablar de este ejemplo relacional destructivo que
como digo se nos vende por todos los medios y opino que la trilogía
cincuenta sombras no es una excepción.
Una
práctica que vengo realizando desde hace casi un año es observar
críticamente cómo -en el sentido de en qué manera- se nos vende a
las mujeres la idea de que es “normal” sufrir por amor y que
“amores reñidos son los más queridos”. Pues NO, NO Y NO querido
refranero español, si sabes contar no cuentes conmigo. Si queréis
fijáos en las canciones de la radio, las letras de desamor que
escuchamos, los sentimientos de los que nos hablan, las historias de
amor comerciales tipo “tengo ganas de ti” qué ideas nos
venden... Es escalofriante.
Sufrir
por amor, no es normal y si aún pensáis que lo es, no debe ser
normal, que nadie os lo haga creer. El amor es vida y felicidad tal y
como yo lo entiendo y sino es que es otra cosa -aunque puedo estar
estrepitosamente equivocada, claro-.
Hace
relativamente poco César me dijo: “los príncipes azules no
existen tía, tienes que aprender eso y tenerlo claro”. Gracias a
que me encuentro mucho mejor y más fuerte para no caer en las garras
de hombres así
con la facilidad de antes, no le dije nada, pero en mi mente me dije
alto y claro: “lo que sí tengo claro y he aprendido es que no eres
tú”. Yo no sé si los príncipes azules existen o no existen,
depende de lo que cada una entienda por ello. Yo más bien he
conocido a muchos sapos y nunca tuve un príncipe, lo que sí tengo
claro es que si un hombre te ama de verdad hará lo posible y lo
imposible por ser tu
príncipe sin
necesidad de matar dragones.
Los
hombres sanos psicológicamente y que aman de verdad existen y no son
los padres como suelo decir -(aunque yo no haya conocido a ninguno
aún)- y no por eso hay que conformarse con menos. Y por cierto, si
no existen me tengo a mí misma y como bien decía mi sabio padre “no
hay como uno solo llevándose bien”.
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