1 Pensarme y quererme antes de ser.
2. Darme la vida.
3. Sacarme mi primera foto, a las dos
horas de vida con los ojos muy abiertos al mundo y quererme mucho.
4. Darme el nombre de tu madre.
5. Encender la calefacción cuatro
horas antes de que llegara a casa porque en febrero hace mucho frío.
6. Llorar de emoción al llevarme a
casa por si no sabrías ser un buen padre y cuidarme bien, hay que
ser muy humilde para eso.
7. Pedir ayuda para darme mi primer
baño tu solo por si me hacías daño porque yo era pequeña.
8. Dar sentido a la palabra “papá”.
9. Recordar mis primeras palabras
“tomate-pimiento-pepino”.
10. Darme una hermiga para la vida.
11. Darme siempre la mejor educación,
comida y vestido que estaba a tu alcance.
12. Obligarme a devolver aquella cajita
de música que “tomé prestada” en la escuela y pedir perdón por
ello a la maestra.
13. Comprarme un vestido de flores
verdes con cuatro faldones y unos zapatos de charol para mi primer
día de preescolar.
14. Enseñarme a perdonar a las niñas
que me trataron mal mi primer día de escuela y a convertirlas en mis
amigas.
15. Comprarme mi primer libro y
mostrarme que me gustaba leer.
16. Mirarme durante todas las lecciones
de natación y saludarme siempre desde la ventana que miraban los
padres como si fuera la cosa más fascinante del mundo.
17. Aprender a hacerme una coleta “de
cebolla” inventada por ti.
18. Enseñarme que no era una deshonra
aprender a atarme los zapatos después que mi hermana.
19. Enseñarme a cocinar y darme tu
compañía y tu mano siempre.
20. Mostrar mi primera redacción de
cuatro páginas que escribí en Primaria a todos tus compañeros de
trabajo lleno de orgullo paternal.
21. Creer en mí.
22. Cuidarme siempre que estaba
enferma.
23. No quejarte nunca de todas las
madrugadas que me llevabas en volandas al hospital cuando me daba el
asma y tenías que ir a dar clase sin haber pegado ojo.
24. Llevarme a parques nuevos y
diferentes porque me iba a divertir mucho.
25. No cansarte de mirarme trepar por
las cuerdas 732387467384 veces, como si fueran todas la primera vez.
26. Enseñarme a compartir mis cosas
con mis compañeros de escuela.
27. Enseñarme a ayudar a los demás.
28. Enseñarme a cuidar y querer a los
animales.
29. Enseñarme que las personas que me
insultaban en el colegio y se metían conmigo llamándome “gorda”
, “pies planos” y “cuatro ojos” no eran importantes y que
todo eso desaparecería cuando fuera mayor.
30. Repetirme muchas veces que el día
que alguien me quisiera de verdad lo haría por encima de mi aspecto
y que eso era el amor de verdad.
31. Llorar conmigo cuando me rompieron
el corazón.
32. Darme todo lo que deseaba cada
Navidad y más por si acaso.
33. Robar una muñeca “compi disco”
en navidades del carrito de una señora porque ella llevaba tres y
querías darme una.
34. Inventarte historias fantásticas y
creíbles sobre Papá Noel y los Reyes Magos.
35. Enseñarme sobre arquitectura,
escultura y pintura en todos nuestros viajes.
36. Montar conmigo en el Space Mountain
de disneyland París fingiendo más coraje del que sentías.
37. Enseñarme constelaciones mientras
me acariciabas el pelo.
38. Hacerme con tus manos mi primer
columpio, usando una tabla de madera y unas cuerdas.
39. Enseñarme a ir sin ruedecitas en
bici y una valiosa lección cuando me caí porque no supe frenar.
“Ahora ya no volverá a pasarte”.
40. Enseñarme a ser fuerte por mi
hermana cuando mi madre estaba enferma.
41. Respetar a mi novio aunque no te
gustara nada.
42. Concederme todos los caprichos a
cambio de mis buenas notas. Las recompensas, vienen del esfuerzo.
43. Respetar y alimentar mi sueño de
ser abogada y escritora.
44. Estar orgulloso de mí siempre,
pese a mis errores.
45. Preparar cenas para cuando venían
mis amigas a casa y ser amable con ellas.
46. Mandarme mensajes bonitos todos mis
cumpleaños.
47. Enseñarme a querer y a cuidar de
los demás.
48. Enseñarme a responder con
mordacidad si era necesario.
49. Bailar conmigo en todas las bodas.
50. Darme lecciones de vida como que
“no hay mayor desprecio que no hacer aprecio”, “los hombres
como los kleenex, usar y tirar”.
51. Enseñarme que amar de verdad
significa dejar ir a esa persona si va a ser más feliz así,
independientemente del daño que eso cause.
52. Repetirme toda mi adolescencia
“ningún hombre se merece tus lágrimas ni siquiera tu padre el día
en que se muera”.
53. Apoyarme las cinco veces que
suspendí el examen de conducir y decirme que era cuestión de
autoconfianza y tiempo.
54. Querer comprarme un primer coche
mejor y más caro que el tuyo para complacerme y regalarme el que me
vino en gana.
55. Enseñarme lo que cuesta ganar el
dinero, lo rápido que se va y lo difícil que es ahorrarlo.
56. Tener sentido del humor.
57. Hacer que las navidades fueran una
fiesta.
58. Enseñarme la importancia del
lenguaje.
59. Protegerme de todo y de todos.
60. Tejerme todas mis bufandas en mis
colores favoritos haciendo nudos de macramé.
61. Enseñarme a no tener miedo.
62. Darme tu último beso, tu último
abrazo, tu última caricia.
63. Despedirte para siempre poco antes
de navidades para que pudieran volver a ser felices.
64. Enseñarme cosas aún habiéndote
marchado para siempre.
Cambiando de tema o no, hace varios meses estando total y
absolutamente enamorada le pedí a ese hombre que volviera con todas
mis fuerzas. Hay que tener mucho cuidado con los deseos porque a
veces se cumplen.
Contra el consejo de todas mis amigas y
de toda sensatez le regalé una carta. Soy de esas que aún escribe
cartas. Benedetti dijo que una carta de amor no es una carta de amor
sino un informe de ausencia y yo le echaba de menos. En esa carta
había mucho amor y ninguna esperanza pero el destino quiso que
hubiera respuesta por su parte.
De nuevo, haciendo caso omiso a todo el
mundo, como se hace cuando se quiere de forma tóxica, le regalé una
respuesta a su respuesta. Le regalé una canción que me hizo llorar
y pensar en él la primera vez que la escuché. Sé que es típico,
pero al final enamorarse es poco original. La canción se llama
“vuelve”.
Yo sólo quería que volviera y lo
pagué muy caro... Estoy bien.
Mi hada madrina dice que pronto dejaré
de dar mi corazón a quien no lo tiene o se lo esconde mucho.
Muchos meses más tarde y como mi padre
nació el 31 de mayo y es el mes de las flores, volví a escuchar esa
canción, si se la dediqué a quién no la merecía por amor, puedo
crear algo con todo eso y de pronto pasó que la misma canción
adquirió un sentido diferente.
Estoy fuera del mapa donde vive mi
padre y de los 64 que no va a cumplir, pero anoche me permití soñar
con un “vuelve” muy fuerte y escribirlo por el aire para soplarle
unas velas.
ANDRÉS SUÁREZ- VUELVE