Acabo de meter mi fantasma en mi cuerpo
y mente actuales para pedirle al tuyo que se vaya al Ares que es
la nueva mierda.
Todo es mentira, nada de lo que dices
tiene que ver conmigo. Tu obra ha terminado, tienes que marcharte. Te despido en el lugar donde comenzaste tu crímen casi perfecto.
Llévate todas las cosas que dices que aquí ya no tienen nada que
hacer. No te olvides nada que voy a prender fuego a las escaleras y a demoler el edificio. Estás mintiendo y no puedes evitarlo porque estás enfermo y
por eso eres un fantasma, porque estás muerto por dentro y eso no
tiene cura de amor que valga y yo lo sabía, lo sé y lo sabré. Pero el mal adopta las formas que necesitamos ver para tentarnos.
Sabía que no se puede restaurar un
retrato lleno de gusanos y putrefacción pero lo intenté pintándolo
con purpurina de polvo de hadas porque la tengo desde que nací y la
carcoma vino a por mí. La dejé actuar rápidamente y se adueñó de
mi cuerpo. El plan era no dormir como antes nunca más y la lección era que lo hiciste
para darme una lección. Me quitaste a alguien a quien amaba
sembrando de sal toda reconciliación posible. Cuando alguien está
podrido hace eso, va sembrando mal karma por todas partes y
quemándolo todo a su paso.
No puedo negar que estoy enferma desde
entonces y que sangro letras desde dentro a las manos. Acabo de vomitar toda tu felicidad
mientras escucho a Mozart y sólo deseo que haya justicia para los
dos y yo no le tengo ningún miedo, sé que puedes entender esto
último.
Me estoy curando los agujeros que me
hice en la cura de tu enfermedad y el espejo de la mía. Aun siento el veneno que me
clavaste con los colmillos aunque no quisieras, porque nada bueno
sabe salir de una boca dueña de una mente enferma y un alma perdida.
Los estoy llenando de luz, de una luz
tan pura en la que tú no pintas nada porque ni siquiera pudiste ver
el retrato que hice de ti antes de su corrupción. Hace mucho que te quedaste
ciego y por eso te di mis ojos y aun así no supiste cómo miraban. Tu
misión es no poder ver más allá de las bragas de Pucca tres mil porque
tienes algo entre las piernas que se rifan todas a la puerta del
local como las niñas una piruleta que llevarse a la boca. Sé quién
compra todas las papeletas y sólo siento un amor infinito por mi
capacidad de poder haber amado a personas tan viles como vosotros.
Entre todas tus falacias rescato la
verdad de que eras sólo una sombra a mi lado, la misma que ahora se
te lleva por necio cuando pudiste ser luz y elegiste no ser nada.
Tienes que volver al lugar de donde
vienes, ya no estás aquí y yo ya me he ido. Voy a ver marchar tu
alma de pie, no tengo luz para ti porque me la llevo toda conmigo
escaleras arriba. Ahí está la puerta. Los encapuchados de negro
vienen a buscarte y yo ya he llamado el ascensor para ascender sobre
esto mientras vuelves a tu inframundo de crapulismo.
Voy a curarme, voy hacia ello a rastras
cuando no puedo y de pie cuando puedo. Cuando me caigo gateo porque
tengo la fuerza en mí y por eso me la quisiste robar mientras dormía
desnuda al lado del retrato que tenía de ti. Voy a subir tumbada y
medio muerta y voy a curarme aunque sea lo último que haga antes de
dormir para siempre.
Me llevo todo el amor que desprendo y
que he regalado al contenedor amarillo de tu alma de plástico vil. Voy a usarlo
para brillar tanto que vas a desaparecer en la oscuridad y no me vas
a hacer más daño en toda tu existencia ni en la mía.
Debí ver que no se puede salvar un
alma tan envenenada pero no pude ver con tanta luz que irradié por amar por encima de todas tus oscuras Otras y oscuridades.
Soy culpable de haber amado por encima
de mí tanto como odio ahora. Pero estoy dejando de odiar porque ahí no
hay nada bueno, eso es para ti, el odio es cosa tuya. Lo mío es el
amor porque tengo un corazón y puedo darlo, romperlo y recomponerlo.
Tú no tienes corazón y por eso nunca podrás darlo, es la maldición que quise romper amando y que es Imperdonable e indestructible. Tienes la vileza del que sabe follar mentes porque la suya está
jodida.
Soy responsable de mis agujeros porque
me fui a por ellos para salvarte, me di por entero a tu carcoma para
que te quedara algo donde vivir. No olvides contarlo mirándote las
manos con el cabello cano.
He querido a morir porque soy amor y lo
sabías y por eso te has esforzado en apagarme desde que dijiste: “veo
tu luz y la quiero muy cerca de mí, no quiero dejarte escapar”.
Cuando alguien ama comprende, perdona y suelta. Quién no sabe que es
el amor no puede hacer eso.
He vivenciado cada recuerdo sabiendo
adónde iba a parar después mi alma. Sabía que iba a morir por esto y desde
que hemos muerto, aunque destrozada, cada día me siento más viva.
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