lunes, 21 de septiembre de 2015
La belleza está en el interior
lunes, 31 de agosto de 2015
No quiero salir en el telediario
Mi corazón ha aguantado y me dice que está ahí.
Estoy forzando al cosmos a repetir la historia porque nunca hubo final. Aunque me escriba uno cada cuando recuerdo la historia.
El karma me sonríe sin dientes cuando te pone en la mano a barbie "vans of the wall" y te has acostado con todas sus amigas, accesorios que se te venden por separado. Da ganas de vomitar pero me voy a mi restaurante favorito y ahora no tengo tiempo.
La macabra coincidencia nos reúne a los 3 en 31 y el trío se repite. Y la que sobra soy yo porque las lágrimas me están follando las ganas de vivir y ya no respiro porque soy llanto.
Que no olvido que salí huyendo.
Llorando.
Salí corriendo y no perdí el zapato, perdí la sonrisa.
No buscaste ninguna de las dos cosas, ni yo tampoco porque no sabía por donde empezar.
He perdido un ser amado y me rimó con desgraciado.
He dejado lo que más amado en otra mano. Pero tenía dos que eran casi místicas porque estando en todas partes nunca están, ni se quedan en ninguna. Amélie llora porque no lo sabía, llora lo que se merece pagando karma, pero los impuestos los desembolso yo.
Y ya no lloro.
Se me hicieron agua las flores y se me regalaron para poder respirar cada 5 gotas que me rozan la lengua.
¿Siempre nos encontraremos huyendo? cada vez que hago las maletas y las deshago. No quiero volver a ningún sitio.
Siento arrepentimiento hasta del instante en que unimos nuestros ombligos. Y he vertido más lágrimas por ese deseo concedido que por todos los suplicados contigo.
Y me están follando las ganas de vivir entre dos trabajos.
Esta amargura me sale del estómago, sólo es dolor desatado, las cuerdas guardaban una podredumbre que sólo vi tarde, como me pasó con tu alma.
Estoy aprendiendo a perdonar porque no quiero salir en el telediario.
Que después de a ti hoy también me la he cruzado.
Le lancé un puñetazo contra el labio y otro le dió en el occipital y ya no me mira, mientras estaba en el suelo le he pateado las costillas que abrazaste, le he roto dos y no le ha dolido tanto como a mí me dolió lo que hicisteis. Lo está certificando un médico, ha muerto una parte de mí y su dolor es ínfimo al lado de éste. Pero las hienas no piensan, sobreviven como pueden. Estoy esperando al coche patrulla entre mis dos trabajos. Les he contado mi historia a los dos agentes y han llorado. El samur hace su trabajo.
Estoy aprendiendo a perdonar porque no quiero salir en el telediario.
Con el labio partido y un diente roto llora y pide perdón sentada en la ambulancia. Y yo la perdono y os perdono a todos.
Me perdono por amar.
Me perdono por amar.
Me perdono por quedarme inconsciente y que me susurrara una voz al oído "dime qué coño está haciendo contigo".
Nunca he querido salir en el telediario, todo fue soñado.
Cuando vaciaba aquel bidón de gasolina en el suelo de tu casa sólo pensé que ya no me acuerdo de cómo suena mi risa y cuando tiré la cerilla lo recordé. Pensé en la justicia y ahora está ardiendo todo y no vas a encontrarme.
Me inmolaste el corazón pero aun puedo correr aunque me estén follando las ganas de vivir.
Estoy huyendo hacia ninguna parte, tus colegas de prensa me preguntan si me siento culpable y yo os perdono porque no quiero salir en el telediario. Por fortuna lo he soñado.
Tengo miedo de cumplir mis sueños cada vez que me buscas y te veo.
Cada vez que recuerdo te llamo y te sueño. Estamos unidos en un vínculo eterno, indestructible.
Ya no sé si el karma me pide así que me cobre, o si sólo es una voz que yo escucho mientras enumero mi lista de personas que matar antes de dormir, como la pequeña de los Stark que me enseñó a matar por la punta de la aguja. Y después duermo y me despierto en una vida donde me la gasto para ganar dinero.
Yo para ser feliz quiero un orgasmo en las Islas Figi, un abrazo en enero, no quiero que te atropelle un camión sólo quiero que recibas de lo que has dado. Lo llamo justicia.
Para ser feliz voy a comprarlo llorando mientras estas flores me acarician la lengua.
Para ser feliz quiero una cama balinesa para dos delante del mar, fruta fresca y cosquillas en la barriga.
Para ser feliz no quiero volver a veros en mi puta vida.
Quiero ir al cine y compartir manos y palomitas, dormir desnuda y no tener miedo al desayuno con café y realismo. Quiero saber que es acostarse despacio para no vestirse a salir corriendo.
Merezco una puesta de sol con dos manos en forma de medio corazón y un beso.
Hay que vivir sabiendo lo que es que no te follen las ganas de vivir jodiendo. Que no puedo más con el "pero".
La vida se burla de lo que tú y yo nos merecemos. Creo que el director de la obra nos ha cambiado los papeles y voy a romper el mío por no hacer lo propio con tu cara.
Quiero olvidar y perdonar para no salir en el telediario y si me ven ahí algún día era todo verdad que todo fue una mentira.
jueves, 9 de julio de 2015
Pero te di una vida y tú ni me has mirado
-¿Dónde te duele?-preguntó Catrice ansiosamente.
Sólo había silencio. La niña miraba al vacío y apretaba fuerte contra el pecho el peluche del león.
-Dime algo por favor.
Los ojos grises anegados dejaron caer dos lágrimas que rodaron desde las mejillas al vestido negro.
-Tienes que hablarme. No puedes volver a hacer esto. No lo resistirás otra vez.
Ya no brillaba, se había apagado. Sólo se escuchaba una agónica respiración.
Catrice lo entendió todo. Se estaba muriendo. Se iba a morir allí. Sintió una fuerte presión en el pecho y la angustia en el estómago. Ya no podía llorar más (o eso creía).
Miró a Félix, estaba sonriendo. No era feliz pero se le veía bien, se le veía muy bien. No dejaba de mirar a la bella Irina de ese modo en que miraba él cuando no sólo estaba mirando.
Dolía de un modo en que no podía doler más. Se preguntaba cuán alto era el umbral de su dolor y estaba tan horrorizada como asombrada por ello.
Se escuchó una sonora aspiración interrumpida por otra más fuerte.
Catrice la tomó en brazos antes de que se desplomara.
Apenas pesaba algo y sostenía casi sin fuerza ya su peluche del león.
-Nemesia por favor, -Catrice reprimía el llanto- te pondrás bien-le mintió-. Tienes que perdonarme, perdonarme por dejarte con él. Por favor dime algo.
Nemesia miraba al techo con bigas de madera al descubierto. Sus ojos estaban muy abiertos por fuera. Muy cerrados por dentro.
-Siento haberte dejado. Te lo dije... Te lo avisé aquel día en la playa. Pero no te culpo, perdóname. Te pondrás bien. Saldrá el sol y ya no tendrás más frío.
Entre jadeos balbuceó algo. A Catrice le pareció entender "efelix". Pensó que Nemesia le llamaba en su delirio.
-Félix no te está mirando Nemesia. -Le acarició el pelo y la besó en la frente-.
Tenemos que huir de aquí... Las dos, juntas.
-¿Es... Feliz?-volvió a preguntar Nemesia, esta vez más claramente.
Catrice no podía creerlo. Tenía que mentirle, era verdad que se estaba muriendo.
Miró hacia Félix, estaba sonriendo y divirtiéndose. Todas reían sus gracias, tenía el brillo de Nemesia, Catrice lo veía, era deslumbrante. Hacía meses que Nemesia se lo regalaba por el aire las pocas horas que él dormía y no estaba bebiendo.
Nemesia había hecho un "gran" trabajo y sabía de quien iba a ser el 'premio'.
Catrice estaba destrozada en todos los sentidos, simplemente estaba viviendo uno de esos momentos que marcan un 'antes' y un 'después'.
-Es muy feliz Nemesia, es muy feliz cariño...-Reprimió el llanto-. Lleva puesta la sonrisa que le pintaste en aquel dibujo. Se le ve muy feliz.
Lo peor de aquello es que era mentira. Pero le hizo nacer una frágil sonrisa. Una sonrisa antes de dormir.
-¿Le he salvado? -aspiró con dificultad-. Le he salvado ¿verdad?
-Sí Nemesia, le has salvado mi niña. Va a estar muy bien te lo prometo, no te preocupes más por él. Está radiante como aquel día de abril en el marco de la puerta, como la osa menor que os miraba en la playa pequeña. Es muy feliz, le has salvado de todo.-"Menos de sí mismo", pensó Catrice.
Nemesia se quedó dormida y dejó de respirar al tiempo que cayó su peluche de león al suelo.
viernes, 19 de junio de 2015
Piedra, papel o tijera
viernes, 29 de mayo de 2015
Vuelve
miércoles, 20 de mayo de 2015
Hay que parar
Tuve la suerte de tener muy buenos profesores que me enseñaran conocimientos que aun puedo recordar como algo que he aprendido.