Si la mirada es el espejo del alma ésta
lo calla todo gritando.
Un año son 365 días y cada noche es
un año si te dan miedo. Yoda me ha dicho que yo tampoco tendré buen
aspecto cuando yo tener 900 años.
Mi despiste no sirve para olvidar todo
aquello. Debajo de los ojos llevaba su: “llego tarde porque me he
pasado la noche follando”, por dentro había mucha agua que todavía
no había salido. La gente no sabe de él tanto como yo. Si miro esta foto lo veo.
No se puede defenestrar a alguien desde
un octavo por pronunciar esa frase, si lo haces vas a la cárcel y
los malos cada vez son más felices.
Sabes que el dolor es grave cuando no
puedes maquillarlo y vas maquillada.Cuando el dolor es algo que te has pasado y haces como que no te importa a nadie le importa y hay una niña interior que llora muy fuerte.
Todos pueden ir pero tú no. Sabes que
has de esconderte, la cama es tu nido, hay que abrigarse el alma
cuando está perdiendo demasiada sangre y te han hecho el corazón polvo de estrellas.
Menos mal que no pude ver lo que sin
ojos veía. El cuento se hizo al revés, el príncipe se hizo Bestia.
Mi hada madrina me intenta enseñar con
libros y amor que la Bestia nunca es príncipe pero sabe disfrazarse.
Mi hada madrina es muy buena, yo soy una alumna difícil. Ella tiene
paciencia conmigo.
“Es que le amo hada madrina, le amo
de morir de purpurina y corazones, lo amo con todas sus sombras, lo
amo de que me nacen erizos en la piel si me coge de la mano y tiro mi
razón por la borda, le amo hada madrina y el tiempo me ha dicho que
no se puede hacer nada...”
-Sabes que la Bestia nunca es un
príncipe y que se disfraza, intenta no salir muy herida de sus
fauces...
Y soy fruto de un cuento en que la
bruja mala al final era una princesa guerrera y aún odiándome me
dijo lo que valía. Las bestias disfrazadas llaman brujas a las
princesas que no les necesitan para vivir porque son independientes.
Total, que el príncipe era una Bestia
desde el principio. Ni siquiera existía la rosa que yo me había
imaginado. No se iba deshojando la rosa por el paso del tiempo, no
había nada que conseguir. "El amor no es algo que conseguir, el amor no es algo por lo que luchar" -me parece que la oigo-. Hada madrina tuvo razón todo el tiempo.
Desde hace años me está ayudando a hacerme un alma nueva sin remiendos pero cuando tejemos un poquito y me enamoro siempre la presto por si tienen frío y no me la devuelven.
La Bestia se ha acostado con toda la corte sobre mi alma, es normal, siempre abriga mucho.
Nos señalamos la bruja y yo porque
teníamos un amor dónde hacerlo. Después enfermamos las dos en la
piel y el estómago; las enfermedades de piel son porque no te gusta
estar en tu piel y las de estómago son por tragar lo que no se debe
demasiado tiempo.
La bruja no lo era, fue todo el tiempo
la buena princesa guerrera. Cuando la bestia se transformó aquella
noche le llevó compasión y misericordia en un vaso de agua.
Entonces, la
Bestia hizo honor a su nombre y le vació el vaso de agua sobre ella
para llenarla de humillación ante los miembros del castillo. Cuando
se arroja agua sobre una bruja que es una princesa guerrera pasan
muchas cosas. No todas malas porque nos hicimos amigas.
Ella tembló y yo abrí muy fuerte los
ojos debajo de un edredón, unas calles más abajo de dónde pasaba
todo. El agua que le tiró la bestia sobre la cabeza a la presunta bruja me empezó a salir de dentro de ellos. Ella, la bruja;
estaba temblando, la Bestia le gritó que la amaba para darle miedo.
Sólo él puede gritar falso amor y que te dé miedo.
La bruja se tornó una princesa
guerrera y la Bestia aullaba más fuerte y rompió el vaso a sus pies
para que todos oyeran lo animal que era.
Yo no paraba de derramar agua por los
ojos porque lo estaba viendo todo sin poder verlo.
La princesa se quedó erguida en su
sitio, viendo cristales rotos saltando, pero nada puede cortarle la
piel porque es fuerte. Nada asusta más a una bestia que una princesa
erguida ante su máscara patética de bestia mala.
Soportó estoica los gritos, los
insultos, vio caer muchos objetos haciendo ruido, la bestia estaba
demostrando su fuerza. Pero la princesa guerrera era tan grande que
no le hizo falta demostrar nada.
Conmovida, en shock pero con el porte y
el gesto imperturbable, miró a la corte y les dijo:
“¿Entendéis ahora por qué no salvé
a la bestia?, ¿veis ahora lo que he soportado?, ¿me creéis ahora?”
Y entonces en un universo paralelo
tienes un cuento en el alma y agua en los ojos y a la gente le
resulta hermoso.